[1] Siglo y medio después, en tiempos del rey Mauregato, fue compuesto el himno «O Dei Verbum» en el que se calificaba al apóstol de «áurea cabeza de España, nuestro protector y patrono nacional» empleando para ello los siguientes términos:
El obispo León contaba que se le presentaron cuatro discípulos de Santiago diciéndole que habían recogido el cuerpo del Apóstol y lo habían transportado en una nave y que llegaron a Bisria, confluencia del Ulla y Sar, en Galicia.
Carlomagno inició su campaña contra el Islam en el Valle del Ebro y de acuerdo con Adriano I envió a España al obispo Egila para iniciar una reforma de la iglesia peninsular como la que se estaba llevando a cabo en la Carolingia.
Se le invocaba como tutor de toda la sociedad cristiana del momento.
Llegaron a Bisria, confluencia del río Ulla y el Sar, en Galicia; fueron siete días de navegación.
Se contaba que los discípulos sacaron el cuerpo de la barca y lo colocaron sobre una gran losa, que «con el peso y como si fuese cera derretida», se transformó en un sepulcro.
Después de muchas dificultades pusieron el sarcófago en una carreta tirada por bueyes que se detuvieron en un lugar llamado Pico Sacro.