Aunque hubo diferencias en si la fuerza del Ejército Británico debería desarrollarse conjuntamente con la Royal Air Force y siendo favorecida la Marina Real Británica por algunas personas en el gobierno, todos excepto unos pocos regimientos estaban completamente convertidos en 1939.
Una clave fundamental en la guerra convencional es la concentración de fuerza en un punto determinado.
La línea defensiva podría intentar el contraataque, pero no es fuerte en ningún punto y aunque el ataque combinado de la infantería/medios acorazados de los defensores es más fuerte que un ataque de sólo infantería, no es mucho más fuerte (ya que las divisiones están extendidas a lo largo de toda la línea del frente) y así en general es mucho más fácil defender que atacar.
Así, concentrando dos divisiones en un punto y atacándolo genera una fuerza mucho más grande de lo que se consigue extendiendo dos divisiones en una línea y atacando hacia adelante en un frente ancho.
Antes de la Segunda Guerra Mundial, la caballería montada a caballo realizaba la tarea que hoy en día realiza el tanque: rompiendo el frente o rodeando al enemigo y atacándolo por la retaguardia.
Este desarrollo fue lastrado hasta 1941 por la falta inicial de vehículos semiorugas para acompañar a los tanques: en 1940 hubo poca cooperación práctica entre los tanques alemanes y la infantería a nivel táctico, pero sí la hubo al nivel operacional.
Su superior doctrina táctica y operacional, combinada con una aplicación estratégica más apropiada, capacitaron a los alemanes en 1940 para derrotar a fuerzas cuantitativamente superiores en fuerzas acorazadas, en infantería y artillería durante su campaña en Francia.
Las únicas unidades acorazadas organizadas que podían haberse lanzado hacia las líneas de las divisiones acorazadas alemanas ya se habían empleado en los Países Bajos, lo que fue crucial en el fallo francés en responder a la penetración alemana, así como que a las divisiones acorazadas francesas de infantería les faltaba suficiente movilidad estratégica.
Sin embargo, consiguieron utilizar una nueva táctica que probó ser bastante eficiente contra los ataques de la Blitzkrieg.
No obstante, debido a las pérdidas sufridas, los franceses nunca pudieron contraatacar, y los erizos fueron eventualmente sobrepasados.
En los desiertos del Norte de África, los británicos desarrollaron una táctica alternativa, combinando medios acorazados, infantería y artillería, todo unido, formando un "equipo equilibrado de armas combinadas"; el ejército italiano, mal armado y guiado, se colapsó.
Cientos de misiles guiados antitanque AT-3 Sagger, capaces de ser transportados por la infantería, fueron suministrados a los egipcios por la Unión Soviética e infligieron graves pérdidas a los tanques israelíes.
Los tanques del pelotón trabajan juntos proporcionándose apoyo mutuo: dos podrían avanzar mientras el resto les cubre y después paran para proveer cobertura al resto que se mueven hacia adelante.
En esta situación los poderosos motores, cadenas y torretas entran en acción.
Cuando trajeron a la infantería y a la artillería israelí en apoyo de los tanques, se volvieron las tornas y las unidades egipcias fueron suprimidas con pérdidas reducidas para las tropas israelíes.
Este es un ejemplo extremo, pero ejemplifica lo que se ha documentado con bastante rigor desde el final de la Segunda Guerra Mundial: los tanques y la infantería trabajan mejor tomando ventaja de las fuerzas que posee cada uno y combinándolas para minimizar las debilidades.
En muchos conflictos, es normal ver a la infantería montada en la parte trasera de los tanques, lista para saltar y prestar su apoyo cuando sea necesario.
Desafortunadamente, el diseño de muchos tanques modernos convierte esta práctica en peligrosa.
Debido a esto, la práctica normal consiste en mantener la parte frontal mirando al enemigo en todo momento, el tanque se retira dando marcha atrás en vez de darse la vuelta.
Conducir marcha atrás alejándose del enemigo es incluso más seguro que conducir hacia adelante acercándose a él ya que un bache puede lanzar la parte frontal del tanque hacia arriba en el aire, dejando expuesta la delgada coraza de los bajos y haciendo que el cañón deje de apuntar al blanco debido al ángulo limitado de depresión.
La protección en la parte superior, incluso si es bastante delgada, puede ser muy útil ya que puede ayudar a predetonar los obuses de infantería y evitar los impactos directos desde arriba, lo que puede ser mortal para un tanque, golpeándolos donde su coraza es más delgada.
Si se encuentra a tropas o vehículos ligeros, la respuesta habitual consiste en disparar este obús hacia ellos, a pesar de que no es la munición ideal —es difícil y consume tiempo el quitar un obús que ya está en la recámara—.
Además, disparar hacia abajo desde edificios con múltiples alturas, permite que se dispare a la suave coraza de la parte superior de la torretea, e incluso armas básicas como los cóctel molotov, si se apuntan a las entradas de aire del motor, pueden incapacitar a un tanque.
Los tanques y otros vehículos acorazados son vulnerables a los ataques desde el aire por varias razones.
Un tanque que se mueva también produce un montón de calor, ruido y polvo.
La otra razón importante es que muchos vehículos acorazados tienen una coraza más delgada en el techo de la torreta y sobre la cubierta del motor, así que los misiles guiados antitanque (desde un helicóptero de ataque o desde un jet de ataque a tierra) les golpearía desde la parte superior donde sería mortal llevando incluso una pequeña carga.
Similarmente, se han diseñado varios helicópteros de ataque para enfrentarse principalmente con vehículos enemigos acorazados.
Mientras que el carro de combate ha sido una parte integral en la guerra acorazada del pasado, los conflictos recientes han puesto mayor énfasis en la movilidad, que los carros de combate principales no pueden proveer.