En los años posteriores a la guerra, Israel erigió líneas de fortificación, tanto en el Sinaí como en los Altos del Golán.
Él tenía poco interés en la negociación y sintió que la reconquista de los Altos del Golán sería una opción puramente militar.
Tanto los soviéticos como los estadounidenses estaban entonces persiguiendo la distensión, y no tenían ningún interés en que Oriente Próximo se desestabilizara.
En segundo lugar, el departamento fue informado por Ashraf Marwan, el hijo político del expresidente Nasser que era un agente de alto nivel del Mossad,[80] que Egipto quería recuperar todo el Sinaí, pero no iba a ir a la guerra hasta que le fueran suministrados los cazabombarderos MiG-23 para neutralizar la Fuerza Aérea de Israel, y los misiles Scud, para ser utilizados contra ciudades israelíes como un elemento de disuasión contra los ataques israelíes contra la infraestructura egipcia.
Tanto los israelíes como los estadounidenses consideraron que la expulsión de los observadores militares soviéticos había reducido gravemente la eficacia del ejército egipcio.
Sadat se había comprometido durante tanto tiempo en la política suicida que sus amenazas de guerra frecuentes estaban siendo ignoradas por el mundo.
Dadas las sospechas mutuas prevalecientes entre los jerarcas árabes, era poco probable que le hubieran dicho los planes de guerra específicos.
Como resultado, Israel era totalmente dependiente de los Estados Unidos para el reabastecimiento militar, y especialmente sensible a cualquier cosa que pudiera poner en peligro esa relación.
Las fuerzas acorazadas israelíes lanzaron contraataques del 6 al 8 de octubre, pero a menudo eran poco sistemáticas e inadecuadamente apoyadas, y fueron rechazadas principalmente por los egipcios usando misiles portátiles contracarro.
Anticipando un veloz contraataque acorazado israelí con sus tres divisiones blindadas, los egipcios habían armado su fuerza de asalto con un gran número de armas antitanque portátiles propulsadas por cohetes, granadas y los menos numerosos pero más avanzados misiles guiados Sagger, que resultaron devastadores para los primeros contraataques blindados israelíes.
Según Shazly, en un plazo de seis horas, quince puestos fortificados habían sido capturados mientras las fuerzas egipcias avanzaban varios kilómetros en el Sinaí.
La fortificación más septentrional de la línea Bar Lev, cuyo nombre en código era «Fort Budapest», soportó asaltos repetidos y permaneció en manos israelíes durante toda la guerra.
En los días posteriores, algunos defensores de la línea Bar-Lev lograron romper el cerco egipcio y regresar a sus líneas, o fueron extraídos durante contraataques israelíes que vinieron después.
Durante los próximos días, la Fuerza Aérea Israelí (IAF) desempeñó un papel mínimo en la lucha en gran medida porque era necesaria para hacer frente a la simultánea, y en última instancia, más amenazante, invasión siria de los Altos del Golán.
La FAI llevó a cabo ataques aéreos adicionales contra las fuerzas egipcias en la margen levantina del canal, según los informes, infligiendo graves pérdidas.
Esa tarde, las fuerzas egipcias avanzaron una vez más para profundizar sus cabezas de puente, y como resultado los israelíes perdieron varias posiciones estratégicas.
Los egipcios fallaron en reconocer la zona y no sabían que, a estas alturas, la 162.ª División Blindada de Adan estaba en las inmediaciones.
Adan concentró su ataque contra la 21.ª División Blindada, destruyendo 50-60 carros de combate egipcios y obligando al resto a retirarse.
Las fuerzas israelíes ahora estaban cruzando a través del canal en dos puentes, incluyendo uno de diseño propio, y balsas motorizadas.
En el frente norte, los israelíes también atacaron Port Said, enfrentando tropas egipcias y una unidad tunecina de 900 hombres, que lucharon en una batalla defensiva.
Varios minutos antes de que el cese al fuego entrara en vigor, tres misiles Scud fueron disparados contra objetivos israelíes por fuerzas egipcias o por personal soviético en Egipto.
La posición de Seale fue apoyada por P. R. Kumaraswamy, quien escribió que la intensa presión estadounidense impidió a los israelíes aniquilar al aislado Tercer Ejército.
Greengold sufrió lesiones por quemaduras, pero permaneció en la batalla y en repetidas ocasiones se presentó en momentos críticos desde una dirección inesperada para cambiar el curso de un enfrentamiento.
Sin embargo, los sirios continuaron presionando su ataque, y la brigada comenzó a debilitarse, ya que sufrió varias pérdidas.
Sin embargo, en ese momento, una fuerza de unos 15 carros que habían sido unidas por el teniente coronel Yossi Ben Hanan llegó.
Los sirios, agotados por tres días de lucha continua, creyeron que las reservas israelíes estaban llegando y comenzaron a retirarse.
Se cree que los sirios habían calculado los avances estimados, y los comandantes en el campo no quería apartarse del plan.
Una decisión ahora tenía que ser tomada: si las tropas israelíes debían detenerse en la frontera de 1967 o continuar avanzando en territorio sirio.
Abraham Rabinovich afirmó que «La aceptación por Egipto del cese al fuego el lunes [22 de octubre] creó un dilema importante para Assad.
Estados Unidos, por su parte, declaró la alerta nuclear, especialmente criticada por los miembros europeos de la OTAN que no habían sido consultados.