Acuerdos de Camp David

Tras las elecciones presidenciales en Estados Unidos en 1976, Jimmy Carter había iniciado contactos directos entre los dirigentes de Egipto, Siria, Jordania e Israel, junto a representantes palestinos, para impulsar un proceso de paz que pusiera término, al menos, a los enfrentamientos fronterizos entre Israel y sus vecinos árabes, para entrar más tarde en el fondo del problema palestino que se pretendía resolver.

Por su parte Israel no podía negar en este caso la buena fe de su vecino egipcio al dar el primer paso en la resolución del conflicto, los problemas bilaterales con Egipto no eran los más graves y aseguraban de alguna forma la estabilidad del frente occidental y dividían a los árabes.

Los Estados Unidos, sorprendidos al principio por la iniciativa de Sadat, vieron una oportunidad para cambiar la dinámica árabe-israelí, aunque la apuesta inicial fuera un ambicioso acuerdo de paz multilateral.

Tras una crisis significativa el día 14 de septiembre que estuvo al borde de hacer fracasar las negociaciones, el 17 se firmó un acuerdo público refrendado por Estados Unidos que en síntesis determinaba: En primer lugar, Israel abandonaría el Sinaí por completo, incluido el desmantelamiento de las colonias instaladas, devolviendo la plena soberanía del mismo a Egipto que no podría mantener más que un número reducido de fuerzas militares en la zona, firmándose la paz seis meses más tarde.

A su vez, Egipto reconocería la existencia del Estado de Israel.

Específicamente, Sadat dijo que Jordania podría tener un papel en cómo se administraría Cisjordania.

Centrándose en Egipto, la administración Carter aceptó la afirmación de Sadat que podría entregar a Hussein.

Mientras tanto, la oposición árabe se construía contra Sadat, Jordania no aceptó los riesgos de los Acuerdos sin el apoyo de sus vecinos árabes, como Irán, Arabia Saudita y Siria.

Debido al vago lenguaje relativo a la implementación de la Resolución 242, el problema palestino -el problema principal en el conflicto árabe-israelí-, muchas de las naciones árabes culparon a Egipto por no poner suficiente presión sobre Israel, para tratar dicho problema palestino de una manera satisfactoria para todos.