Las armas combinadas es una aproximación a la guerra que busca integrar las diferentes armas de combate de una fuerza militar para lograr efectos mutuamente complementarios (por ejemplo, usando infantería y blindados en un ambiente urbano, donde una apoya a la otra, o ambas se apoyan mutuamente).
También, casi todas las unidades militares modernas pueden, si la situación lo requiere, solicitar el apoyo de las otras ramas de las fuerzas armadas, tales como cazas o cazabombarderos o fuerzas navales, para asistir en sus operaciones.
Los ligeramente equipados vélites que actuaban como hostigadores armados con jabalinas livianas.
La quinta clase era los équites, la caballería, usada para explorar, la persecución y para guarnecer los flancos.
El clásico ejemplo de una Lanza, como sucedía en la realeza francesa y las fuerzas opositoras burgundias, se caracterizaba por tener uno de caballería pesada noble, comúnmente conocido como un Caballero, apoyado por al menos dos Sargentos (soldados profesionales, en oposición al alto burgués, quien llevaba armas similares a los caballeros, solo que eran más ligeras y baratas), dos arqueros montados y entre dos y seis ayudantes de cámara o escuderos, tropas de apoyo no combatientes a servicio del caballero.
Los sargentos, también conocidos como Hombres-En-Armas, principalmente eran soldados profesionales de origen común, aunque esto no siempre era el caso.
Los arcabuceros (armados con arcabuces) de disparo lento eran protegidos por los alabarderos (armados con picas) y los engorrosos alabarderos a su vez eran protegidos por los ágiles hombres de espada y broquel.
El éxito del tercio inspiró que formaciones y tácticas similares fueran adoptadas por los ejércitos de otras naciones.
En Japón, en la batalla de Nagashino (長篠の戦い) en el año 1575, las fuerzas del clan Oda emplearon exitosamente las armas combinadas contra el ejército del clan Takeda que confiaba fuertemente en la caballería.
Esto no era una idea nueva, ya habiendo sido usada para los cosacos del Ejército Imperial Ruso.
La necesidad para maniobrar fue enfatizada por la guerra civil estadounidense, y fue usada muy efectivamente por el Estado Mayor General Prusiano combinando el uso estratégico de los ferrocarriles con el nuevo poder de fuego entregado por la artillería y las armas cortas de disparo rápido para derrotar a Francia en 1871.
Los generales de ambos lados aplicaron el pensamiento militar convencional a las nuevas armas y las situaciones que ellos enfrentaba.
En estas etapas iniciales, normalmente las tácticas comprendían pesadas barreras de artillería seguidas por asaltos frontales en masa contra enemigos bien atrincherados.
[2] Anteriormente semejante batalla habría durado meses con mucho miles de bajas.
Debido al muy difícil terreno que impedía el acceso a las áreas de operaciones del enemigo, a menudo las tropas eran desplegadas mediante el asalto aéreo.
Por esta razón, las tropas estadounidenses en Vietnam vieron seis veces más combate que en las guerras precedentes, debido al meno tiempo utilizado en retrasos logísticos.
Ellos casi siempre eran el primer elemento del asalto en hacer contacto en la batalla y a menudo eran los más efectivos.
Basado en esta doctrina, muchos vehículos terrestres estadounidenses se mueven por el terreno en forma solitaria.