Golpe de Estado en Cuba de 1933

[2]​ Carlos Manuel de Céspedes y Quesada encabezó un gobierno provisional que incluyó en su gabinete a miembros del grupo opositor ABC.

Esto le dio a Batista la oportunidad de hacer una oración apasionada que lo llamó la atención como futuro líder.

A medida que crecía el movimiento, los conspiradores se reunían en lugares más grandes, incluida la masónica Gran Logia de Cuba y un hospital militar.

La acción tuvo lugar principalmente en La Habana, con alguna extensión a la provincia de Matanzas poco antes del golpe.

Carlos Manuel de Céspedes y Quesada se encontraba en Cárdenas en la Provincia de Matanzas para inspeccionar la zona que había sido destrozada por un ciclón tropical, cuando se produjo el golpe.

Quizá —lo sentimos más o menos inconscientemente— ésta sea una oportunidad para derribar el régimen plattista impuesto por el embajador Welles y, tras un brevísimo paso intermedio, logremos una fórmula fácil de feliz ajuste al aparato de Estado.

Los soldados hicieron sus quejas con creciente entusiasmo; Torres Menier se retiró a consultar con otros oficiales superiores.

Los sargentos primeros deben tomar inmediatamente el control de sus respectivas unidades militares.

Miembros del Directorio Estudiantil, comenzando por José Leyva, Ramiro Valdés Daussá, Juan Antonio Rubio Padilla, Carlos Prío Socarrás, Rubén de León y Justo Carrillo, llegaron al cuartel y se unieron al ejército.

La junta de oficiales y estudiantes proclamó que había tomado el poder para cumplir los fines de la revolución; describió brevemente un programa que incluía la reestructuración económica, el castigo a los infractores, el reconocimiento de la deuda pública, la creación de tribunales, el reordenamiento político y cuantas otras acciones fueran necesarias para construir una nueva Cuba basada en la justicia y la democracia.

De estos, 200 se reincorporaron a las fuerzas armadas bajo Batista; 300 se jubilaron, exiliaron o encarcelaron; y 400 reunidos en el Hotel Nacional, a la espera de la vuelta al poder.

Los sargentos consolidaron su poder sobre los militares en la Batalla del Hotel Nacional , en la que fueron eliminados los oficiales superiores.

Batista, después de haber expulsado a Rodríguez del poder, emergió como el principal líder.