Es parecido a la harina blanca pero con un tono más oscuro o amarillento, dependiendo esto de su composición exacta y del grado al que haya sido tostado.
Posteriormente se incorporaron nuevos ingredientes, como el centeno y el millo (procedente de América).
Gracias a este proceso se facilita la digestibilidad del alimento, además de conseguirse sus propiedades organolépticas.
En la actualidad, los molinos más modernos enfrían el grano utilizando ventilación forzada o tornillos de Arquímedes, con lo que se reduce el tiempo necesario para esta etapa.
En los molinos actuales que siguen vendiendo gofio a granel, este se recoge en recipientes de acero inoxidable, donde permanece hasta su venta o envasado.
Sólo en los molinos que venden gofio a granel se utilizan cartuchos de papel para envasarlo.
En la época anterior a la conquista, los antiguos pobladores de las Islas Canarias consumían este alimento amasándolo con agua y sal en su forma más básica o utilizando frutos secos.
En Chile se conoce como "harina tostada" suele consumir tradicionalmente con azúcar y agua caliente para espesarlo.
En zonas rurales se suele consumir también con chicha, una bebida fermentada tradicional del país.
En temporada veraniega, a veces se consume mezclado con melón o sandía.
En Uruguay se consume habitualmente espolvoreado sobre leche caliente, tomándolo a cucharadas, y también en polvo mezclado con azúcar.