Orcos (Tolkien)
Tolkien los retrata como seres escasamente inteligentes, pero muy astutos cuando es necesario, miserables y deformes, aunque a veces al público esas características les resultan cómicas en algunos sentidos.Los orcos contaban con una complexión física notablemente fuerte y robusta, aunque con una espalda jorobada que les hacía andar encorvados; su musculatura era poderosa, y podían desarrollar gran fuerza a la hora de luchar.[1] Poseían cierta uniformidad de aspecto, aunque las deformidades eran frecuentes en sus cuerpos en muy diferentes grados, y esto les concedía características físicas individuales que en ocasiones podían rayar en lo grotesco.[1] Según se dice, no soportaban la luz del sol, que les producía severos mareos.La inteligencia variaba entre ellos, pero incluso los menos dotados tenían nociones claras sobre su papel y cómo ejecutarlo.Así en la película del animador Ralph Bakshi los orcos tienen ropajes similares a vikingos, ojos rojos, narices porcinas y bocas con afilados colmillos, en la trilogía del cineasta Peter Jackson se añaden una serie de características como son orejas puntiagudas, dentaduras filosas y rasgos faciales deformes.Sin embargo, como se establece en este libro, es solo una creencia élfica (que en último término serían los autores de estas historias).En El Señor de los Anillos: la Comunidad del Anillo se puede ver la creación de un uruk-hai saliendo del barro completamente adulto, pero no se ha escrito nada al respecto en las obras originales.Dada la organización social de la raza orca, cimentada principalmente en la violencia constante, no es demasiado arriesgado asumir que las mujeres tienen su papel limitado a la reproducción y a la servidumbre, y por tanto difícilmente gozarían de visibilidad en historia alguna.