Gobernación de Veragua

Recién comenzó a ser colonizado en 1510 para terminar separándosele la gobernación de Castilla del Oro en 1514.

Finalmente en 1537 terminaría dividiéndose la gobernación remanente en la Veragua Real y el ducado homónimo.

Los cronistas nos narran historias de los grupos indígenas que iban conociendo, porque ellos no se encontraron un territorio solitario, por el contrario, estas etnias fueron un problema para los conquistadores, ya que muchos de estos grupos eran fuertes y aguerridos, como en el caso de los Doraces, también conocidos como: Dorás, Dorces, Dorados o Dorasques.

[1]​ El territorio de los Doraces no se caracterizaba por la dominancia de una sola etnia, sino que, en realidad, constituía una entidad político-cultural más amplia en la que coexistían diversas etnias y lenguas.

Entre las tribus asociadas a los Doraces, se destacaban los Suríes, Chalivas, Chumulos, Dolegas, Querébalos, Bugabas, Iribolos, Chiriluos, Suasimis, Saribas, Calderas, Gualaca, Montijo, Veragua, Guabalá, Tabasará, Buricas, Vareclas, Boquerón, Musá, Bulabá, Barú, Mariato, Dures, Duraria, Aburema, Aoyaques, Carabaro, Nusa, Cébaco, Borasi, Guaniaga, Tabor, Chiracona, Raquegua, Espalaba, Caizanes, Dururua, entre otros.

Estas tribus conformaban una comunidad diversa que coexistía bajo la autoridad y el dominio de los Doraces en el territorio en cuestión.

Al llegar, los expedicionarios se vieron obligados a vivir de raíces y mariscos.

Estos tendrían que ser rescatados por Rodrigo Enrique de Colmenares.

Colmenares encontró a Nicuesa y los pocos hombres que habían sobrevivido la expedición en un mal estado.

Gestionó para conseguir el reconocimiento oficial por medio de dos mensajeros, el alcalde Martín Zamudio y Valdivia.

Por estas acusaciones, el rey decidió nombrar a Pedrarias Dávila como gobernador de la provincia que denominó Castilla del Oro.

El gobernador marchó con setenta de los expedicionarios, dejando abandonados a los restos.