Fue fundada por el segundo gobernador de Veragua Felipe Gutiérrez y Toledo, al parecer a orillas del río Veraguas o del Belén, en la vertiente del Caribe de la actual República de Panamá.
La población tuvo una vida corta y azarosa.
Desde sus primeros días de existencia faltaron en ella los víveres, y los indígenas de la región presentaron a los españoles una enconada resistencia.
El gobernador Gutiérrez instaba a sus hombres a buscar comida en los pueblos indígenas de las vecindades, pero sus correrías no dieron resultado, y llegaron a presentarse casos de antropofagia, que Gutiérrez reprimió quemando vivos a dos de los responsables y marcándoles la cara con la c de caníbal a los demás.
Los indígenas asediaron la ciudad, que logró salvarse de momento debido a que el soldado Íñigo López Carrillo logró matar con una ballesta al rey de los sitiadores, que traía un gran disco de oro al pecho.