Su hermana Antonina fue esposa de Fabio Mignanelli.
[1] Entró muy joven al servicio del cardenal Alessandro Farnese, y cuando en 1534 éste ascendió a papa, su carrera eclesiástica gozó de un fuerte impulso: Girolamo fue nombrado gobernador de Fano y poco después protonotario apostólico;[2] entre 1537-39 se desempeñó como nuncio en Portugal con el objetivo de discutir la imposición de los diezmos y de poner freno a los abusos de la recientemente instituida inquisición contra los judíos, que estaban obligados a convertirse al cristianismo.
[5] Ese mismo año fue enviado a Francia como nuncio ante la corte del rey Francisco I; la tregua de Niza de 1538 había puesto un paréntesis en las guerras italianas, pero el asesinato de los embajadores franceses Antonio Rincón y Cesare Fregoso, presuntamente por obra de los agentes imperiales del marqués del Vasto, y la detención en Francia del arzobispo de Valencia Jorge de Austria desembocaron en el estallido de una nueva guerra, y Girolamo intentó mediar para conseguir la paz entre Francia y el Imperio.
[2] Se halló presente en el cónclave de 1549-50 en que fue elegido papa Julio III, bajo cuyo pontificado llevó a cabo varias misiones diplomáticas en Francia, en el de abril de 1555 en que fue elegido Marcelo II y en el de mayo del mismo año en que lo fue Paulo IV.
[2] Fallecido en Roma durante la celebración del cónclave de 1559, fue sepultado inicialmente en la iglesia de Santa Maria della Febbre, desde donde sus restos fueron posteriormente trasladados a la de Santa Maria della Pace.