Esto sugiere que los genes se activan en serie por algún proceso que es gradual (en duración o intensidad) a lo largo del eje del cuerpo, y cuya acción se extiende gradualmente a lo largo de los cromosomas.
[4] Tiempo después, este término es recuperado por Calvin Bridges para referirse a las mutaciones homeóticas, en las que la identidad de una parte del organismo es convertida en otra.
[5] Cerca de 55 años después, Edward Lewis aisló y caracterizó el gen responsable del fenotipo bithorax, asignándole el mismo nombre.
[6] Poco tiempo después, se encontraron otras mutaciones homeóticas asociadas a los genes Hox, por ejemplo, en el mutante antennapedia en el lugar donde deberían encontrarse las antenas surgen un par de patas perfectamente desarrolladas (Figura 4), luego se demostró que está mutación también estaba relacionada con un gen del complejo Hox.
A partir de estos descubrimientos, se han logrado aislar e identificar muchas más proteínas con homeodominios, sin embargo, es importante señalar que no todas ellas se encuentran relacionadas con mutaciones homeóticas.
No obstante, en las esponjas los genes homeobox no se encuentran agrupados, lo que sugiere que esta duplicación y agrupación se produjo después de la divergencia de los parazoos (Figura 5).
[8] Tras el surgimiento del primer complejo Hox, estos genes han acompañado y, posiblemente moldeado, la evolución de los metazoos.
La historia evolutiva del complejo Hox es bastante extensa y conecta a un gran número de especies, en este sentido, es posible suponer que cambios en este complejo han sido fundamentales en la evolución de los animales.