Imperio gaznávida

La guerra santa samaní contra las tribus paganas turcas que habitaban las estepas al norte del Sir Daria suministró abundantes esclavos a los musulmanes.

Estos mamelucos llegaron a ser un elemento importantísimo en las fuerzas armadas del emir samaní y ocuparon posiciones de enorme responsabilidad en dicho régimen.

Al asumir el emirato el hermano de este, Mansūr I ibn Nūh, Alp Tigîn, que antes había intrigado contra su nuevo jefe y temiendo represalias, resolvió retirarse hacia la frontera sudeste del emirato, donde podría establecerse como jefe semiindependiente en las montañas orientales del actual Afganistán, zona cercana a la frontera con la India, lugar donde acrecentaría su poder si realizaba una guerra santa contra los hindúes.

Ese mismo año, Sebük Tegīn atacó al reino hindú Shahi de Ohind del Panyab e hizo prisionero a su raja (rey), Jayapala, al que libertó a cambio del pago de tributo.

Al morir Sebük Tegīn en 997, su tercer hijo Ismāʽīl reclamó el trono por un período temporal, pero fue derrotado y capturado por su hermano Mahmūd en 998 en la batalla de Gazni.

Mahmūd se apoderó de territorios samaníes y shahiyas; también conquistó el reino ismailí de Multán (situado en el sur del Punyab y al norte del Sind), así como algunos territorios búyidas.

Mahmud realizó diecisiete expediciones a través del norte de la India para sojuzgarlo y establecer estados tributarios; las incursiones también le reportaron un gran botín.

Así, en 1011, atacó al entonces pequeño reino semiindependiente gūrī o shansabānī situado en el inaccesible valle de Gūr, valle situado en el tramo superior del Hari Rud, en las estribaciones occidentales del Hindu Kush.

Este reino era también el último reducto del budismo mahayana de esta región; todos sus vecinos se habían convertido ya al islam.

En 1033, el gobernador gaznávida Tash Farrash ejecutó a cincuenta jefes turcomanos en represalia por sus incursiones destructivas en Jorasán.

Mahmūd dejó el imperio a su hijo Muhammad, que era de temperamento pacífico.

Durante su reinado, los nobles de Gūr le pidieron ayuda contra el malik Abbâs ibn Shîth.

Mas'ud III, hijo y sucesor de Ibrahîm, reinó como sultán durante dieciséis años, sin ningún acontecimiento reseñable.

Los signos de debilidad en el estado se hicieron evidentes cuando murió en 1115: los conflictos entre sus hijos precipitaron la ascensión del sultán Bahrâm Shâh.

El sultán gaznávida fue derrotado en la batalla de Gazna por Sayf al-Dîn Sûrî, pero Bahrâm Shâh, tras haberse refugiado en Kurram, recuperó la capital al año siguiente.

Sayf al-Dîn Sûrî huyó, pero el ejército gaznávida lo alcanzó y lo derrotó en Sang-i Suraj.

Bahâ’ al-Dîn Sâm I falleció de muerte natural ese mismo año de 1149 y finalmente lo sucedió su hermano menor ‘Ala’ al-Dîn Husayn, el cual conquistó Gazna en 1151, tras derrotar y expulsar a Bahrâm Shâh a la India.

El ya sultán gúrida ‘Ala’ al-Dîn Husayn entonces arrasó la ciudad y la quemó durante siete días, después de lo cual se le apodó Jahānsuz («quemador del mundo»).

El viejo súltan pasó sus últimos días en Gazna, donde murió en 1157; le sucedió su hijo, Khusrû Shâh.

En 1170, Khusrû Mâlik Shâh (o uno de sus comandantes) invadió la parte sur del Ganges.

Durante el gobierno del sultán Mahmūd, un nuevo y más grande centro de entrenamiento militar fue establecido en Bost (ahora Lashkar Gah).

En su apogeo, el imperio gaznávida creció hasta cubrir grandes partes del actual Irán, Turkmenistán y Uzbekistán, todo Afganistán, Pakistán y grandes partes del noroeste de la India.

A los gobernantes gaznávidas generalmente se le atribuyen la difusión del Islam en el Subcontinente indio.