La región está delimitada por las montañas de la cordillera Volcánica Central al oeste, la cordillera de Talamanca al sureste, el río San Juan al norte, y el mar Caribe al este, conformando una amplia llanura de origen aluvial y sedimentaria surcada por ríos largos que descienden de las montañas, formando meandros, lo que la hace muy fértil y pantanosa en algunas secciones.
Luego de la conquista española del país, los españoles construyeron su capital en Cartago, y los indígenas se retiraron a las montañas de Talamanca, donde aislamiento permitió que su cultura y costumbres subsistieron hasta hoy.
Tras la independencia, a finales del siglo xix se inició la colonización de la región, impulsada por la construcción del ferrocarril al Atlántico y el cultivo del banano, que implicó la contratación de inmigrantes principalmente afroantillanos, pero también chinos e italianos, que se mezclaron junto a muchos otros expatriados que ingresarían al país durante décadas en el contexto de grandes oleadas de inmigrantes que radicaron en Costa Rica desde todo el mundo, y entre los que se cuenta además a ingleses, alemanes, polacos, árabes, hindúes y muchos otros latinoamericanos.
El aislamiento sufrido por la costa atlántica limonense durante parte de su historia, permitió un desarrollo socioeconómico, cultural y culinario distinto del resto del país, permitiendo que esta región subsistieran costumbres alimentarias propias de cada pueblo inmigrante, que se fueron mezclando entre sí, dando lugar a un menú gastronómico distintivo, con elementos culinarios propios que la diferencian por completo de la cocina de las otras provincias costarricenses.
Es por esto que abundan restaurantes, proyectos, ferias y variadas propuestas comerciales que pretenden hacer de la culinaria caribeña un rasgo popular y bien conservado en la identidad de Costa Rica.
Cultivaban diversas especies: blanco, amarillo, rojo, morado, azul, negro y mazorcas de varios colores combinados.
La bebida más estimada por los indígenas, sin embargo, es el chocolate, cuya preparación está relacionada con aspectos religiosos, usado en rituales de iniciación chamánica y funerarios.
En Costa Rica, se le considera la variante limonense del gallo pinto, el plato nacional por excelencia, aunque en realidad existen diversas variedades de platos preparados con arroz y frijoles en toda la región del Caribe que poseen herencia africana.
[14] La influencia británica en la cocina limonense se nota principalmente en la preparación de panes, galletas, pudines y pasteles.
Se acostumbra servirlo en tazones, acompañado de rice & beans o arroz blanco.
[17] Los orígenes del rondón son africanos, con su antecedente más antiguo en el obe, una preparación yoruba, donde la carne se cocinaba a fuego lento hasta hacer una salsa espesa.
En Limón, el rondón era preparado por las amas de casa recogiendo comestibles del monte, el mar o la finca, y su nombre hace alusión a que se preparaba con lo que se había recogido ese día.