Género y seguridad alimentaria

[2]​ Las mujeres se enfrentan a la discriminación en los espacios públicos como el trabajo y la escuela, pero también en el hogar, donde su poder de negociación es menor, lo que afecta su seguridad alimentaria.

[6]​ Las mujeres juegan un papel importante en la producción, procesamiento, distribución y comercialización de alimentos.

Sin embargo, las mujeres enfrentan discriminación en el acceso a la tierra, el crédito, las tecnologías, las finanzas y otros servicios.

[7]​ Los estudios empíricos sugieren que si las mujeres tuvieran el mismo acceso a los recursos productivos que los hombres, las mujeres podrían aumentar sus rendimientos entre un 20 % y un 30 %; así como aumentar la producción agrícola global en los países en desarrollo entre un 2,5 % y un 4 %.

[18]​[12]​ La capacidad de las mujeres para poseer o heredar tierras está restringida en gran parte del mundo en desarrollo.

[5]​ A nivel mundial, las mujeres poseen menos del 20 % de las tierras agrícolas.

Muchas mujeres aún enfrentan obstáculos legales cuando intentan adquirir tierras a través de la herencia o el mercado.

[4]​ La división del trabajo por género en la agricultura crea dinámicas de poder, responsabilidades y beneficios desiguales en los hogares.

[25]​[26]​ Por ejemplo, en algunas partes de la India, las mujeres tienen que pedir permiso a sus maridos para seguir las actividades del mercado.

[32]​ La infraestructura rural incluye tecnologías de transporte, energía, información y comunicación.

Es menos probable que una mujer sea propietaria de la tierra, incluso si sus familias son dueñas de ella, y también es menos probable que controle la tierra, incluso si formalmente la posee.

Esto limita su capacidad para comprender los prospectos y contratos de los productos financieros que se les ofrecen.

[39]​ La mayor parte de las investigaciones sobre el nexo entre género y acceso a los alimentos se ha realizado a nivel de hogares y bajo la percepción del género como mujeres.

[43]​ Otro estudio demostró que los hogares encabezados por mujeres más pobres a menudo logran proporcionar más alimentos nutritivos a sus hijos que los hogares pobres encabezados por hombres.

[44]​ Los estudios explican tal diferencia en el gasto de ingresos entre hombres y mujeres con varias hipótesis.

Cuando un estudio entrevistó a personas que vivían cerca del lago Victoria, las mujeres generalmente consideraban a sus hijos como el primer o segundo mayor gasto, mientras que los hombres no los veían como un costo.

[46]​ Según un estudio, los hombres suelen contribuir a pagos grandes y únicos, mientras que las mujeres los utilizan en los gastos domésticos diarios.

[47]​ El acceso de las mujeres a los alimentos puede verse limitado físicamente o, con mayor frecuencia, económicamente debido al rol de género que se le asigna a las mujeres.

[54]​ La posición inferior de las mujeres dentro y fuera del hogar está estrechamente relacionada, porque si las mujeres no tienen una alternativa económica mejor que quedarse con sus maridos, es poco probable que manifiesten opiniones contrarias a las de sus maridos.

Sin embargo, esta ventaja se convierte en una desventaja debido a su menor acceso a la tierra cultivable y su relativa incompetencia para establecer una red de apoyo, a diferencia de las mujeres mayores en los mismos hogares polígamos, lo que puede evitarle la escasez de alimentos cuando los hogares enfrentan inseguridad alimentaria.

[66]​ Una investigación[67]​ sobre cuatro grupos étnicos indígenas en Bengala encontró que no había diferencias significativas en la seguridad alimentaria entre los hogares encabezados por hombres y mujeres en estas comunidades.

Este hallazgo contrasta con la opinión generalizada de que “los hogares encabezados por mujeres son más vulnerables a la inseguridad alimentaria”.

[68]​ La inseguridad alimentaria no solo se manifiesta en el hambre y la disminución del tamaño corporal, sino también en el aumento de peso.

[69]​ La inseguridad alimentaria puede llevar a “aumentar 5 libras o más en un año, pero solo entre las mujeres”.

Las madres solteras con ingresos relativamente limitados, en paralelo a los requisitos de las expectativas tradicionales y los roles socialmente construidos para ellas, arriesgan su salud individual al saltarse comidas, comer menos o consumir alimentos ricos en calorías, pero nutricionalmente pobres, con el fin de brindar seguridad alimentaria a sus hijos.

[72]​ La estabilidad se refiere al acceso adecuado a los alimentos para las poblaciones, los hogares o las personas durante períodos largos de tiempo.

[78]​ El acceso de las mujeres a los recursos y la información suele ser más limitado.

[79]​ Las estrategias de mitigación también varían según el género: las mujeres tienden a buscar trabajo asalariado local, mientras que los hombres migran.

[93]​ Esta opinión fue mayoritaria en países como India (84 %), Egipto (75 %), Jordán (68 %), o Corea del Sur (60 %), entre otros.

[100]​ Las sequías o inundaciones que se producen de modo recurrente en algunos lugares del mundo impactan en forma diferencial sobre las mujeres, que pueden verse obligadas a destinar mayor tiempo a trabajos no remunerados, sufrir la pérdida de activos y derechos o ver afectada su salud por dificultad de acceso a instalaciones sanitarias, entre otros factores.

Niños y una enfermera en un orfanato nigeriano hacia finales de los años 1960. Los niños muestra síntomas de reducida ingesta calórica y proteica.