[1] Cuando la capa superficial de azúcar está cristalizada al haber añadido gránulos de azúcar a la fruta confitada, o bien por haberla sumergido en jarabe y después secarla, se denomina fruta escarchada.[1][3] Algunas frutas que suelen confitarse son los dátiles, las cerezas marrascas, las piñas y el jengibre.[8] También se conservan bien los higos, melocotones, albaricoques, peras, carambolas, manzanas y frutas cítricas.Los primeros documentos que reseñan el uso de frutas confitadas en Europa se remontan al siglo XVI.En España, era muy popular el diacitrón (que aparece en varias obras literarias del siglo XVI).
Fruta confitada a la venta en el mercado de
La Boquería
(Barcelona, España).