El albaricoque, también llamado damasco, chabacano o albérchigo, es el fruto del albaricoquero (Prunus armeniaca).
La semilla única está encerrada en una cáscara dura, con una textura granulosa y suave, excepto por tres crestas que corren por un lado.
[13] En la cocina, el albaricoque es comúnmente empleado en la repostería: en la elaboración de mermeladas, en compotas, en bizcochos y otros dulces.
[14] Al estar desecados, los albaricoques presentan más minerales pero también una cantidad superior de calorías.
Otras recetas típicas de esta fruta incluyen helados, tartas y postres como el crumble.
En la antigua Unión Soviética, los primeros se conocen como uryuk (урюк), usados principalmente para hacer compota, y los segundos como kuraga (курага).
Los albaricoques son susceptibles a varias enfermedades cuya importancia relativa difiere en las principales regiones productoras como consecuencia de sus diferencias climáticas.
Las enfermedades fúngicas incluyen la podredumbre parda causada por Monilinia fructicola: la infección de la flor durante la lluvia conduce a que «se marchite»,[24] por lo que las flores, las ramas y los brotes jóvenes se vuelven marrones y mueren; las ramitas mueren en un ataque severo.
[26] A diferencia de los duraznos, los albaricoques no se ven afectados por la cloca, y el cancro bacteriano —que causa parches hundidos en la corteza, que luego se propagan y matan la rama o el árbol afectado—) y el plateado de los frutales no son amenazas graves, lo que significa que la poda a fines del invierno se considera segura.