[2][3] Los azúcares añadidos pueden adoptar múltiples formas químicas, como la sacarosa (azúcar de mesa), la glucosa (dextrosa) y la fructosa.El consenso médico sostiene que los azúcares añadidos aportan poco valor nutricional a los alimentos,[1] lo que ha dado lugar a una descripción coloquial como «calorías vacías».[7][9] Las bebidas azucaradas contienen un jarabe mezcla de los monosacáridos glucosa y fructosa formado por sacarificación hidrolítica del disacárido sacarosa.[3] En 2003, la NM definió los azúcares libres principalmente definiendo el término Glúcido hidrato de carbon o «carbohidrato» en elementos que se relacionan más directamente con el impacto sobre la salud que con una definición química, y a raíz de metaestudios relativos a las enfermedades crónicas, la obesidad y la caries dental [11] Junto con la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), la OMS publicó una pirámide alimentaria revisada que divide la dieta en grupos más orientados a la salud, recomendando que un máximo del 10% de la dieta de un individuo proceda de azúcares libres.[18] En 2018, la ingesta diaria de azúcar recomendada por la American Heart Association para los hombres es de 9 cucharaditas o 36 gramos (1,3 oz) al día, y para las mujeres, 6 cucharaditas o 25 gramos (0,88 oz) al día.