El franco era originalmente una moneda francesa de 3,87 g acuñada en 1360 debido a la liberación del rey Juan II el Bueno retenido por los ingleses desde su captura en la batalla de Poitiers cuatro años antes.
Aunque Luis XIII abolió el franco como moneda de curso legal en 1641 a favor del luis de oro o escudo (écu), el vocablo «franco» siguió utilizándose coloquialmente para referirse a la libra.
Ésta unión funcionó prácticamente, con la incorporación de Grecia en 1868 y la adopción paralela del mismo estándar en algunos otros países cercanos, hasta comienzos del siglo XX.
La I guerra mundial rompió la estabilidad de la Unión Monetaria Latina, al poner en entredicho la fuerza del franco francés, debido a los gastos ocasionados por la propia guerra, la inflación y la reconstrucción del país financiada en parte mediante la impresión de una cantidad mayor de dinero.
Para ello, suman al precio en francos su mitad y dividen el resultado por 10.