Sin embargo, puesto que el valor de referencia sube y baja, también fluctúa la moneda fijada.
Además, un tipo de cambio fijo impide que un gobierno pueda usar la política monetaria para lograr la estabilidad macroeconómica.
En ciertas situaciones, los tipos de cambio fijo pueden ser preferibles por su mayor estabilidad: por ejemplo, la crisis financiera asiática fue menos grave gracias al tipo de cambio fijo del yuan chino.
En este sistema, el tipo no se fija libremente por el mercado, sino que este es forzado por las autoridades económicas o monetarias del país, para evitar que se produzcan oscilaciones en la cotización de su moneda.
En determinados países existe el denominado “currency board”, que tiene su fundamento en un compromiso establecido legalmente que determina un tipo de cambio fijo con otra moneda, y además obliga a la autoridad monetaria a limitar la emisión de moneda nacional a la disposición suficiente de reservas.