Francisco Soler Grima
Andrés Bello, Santiago de Chile, 1983 (escrito publicado póstumamente).[1] En Memoria Chilena leemos lo siguiente: «La década de los años cincuenta fue particularmente importante para el desarrollo y divulgación del pensamiento filosófico en Chile, no sólo porque se dio inicio a la primera publicación de carácter filosófico, la Revista de Filosofía, sino, además por los significativos aportes realizados por un grupo de reconocidos filósofos extranjeros que, en mayor o menor medida, introdujeron el estudio cabal del pensamiento contemporáneo y formaron a más de una generación de académicos.[2] Julián Marías alude a su vinculación con Soler en el segundo volumen de su Ortega (Ed.Estas referencias, junto a las de José Luis López Aranguren, en sus Memorias y Esperanzas Españolas (Ed.En Madrid, la Revista de Psicología General y Aplicada, La Hora, Arbor (revista del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, CSIC) y Cuadernos Hispanoamericanos.[3] En la obra El pensamiento filosófico latinoamericano, del Caribe y "latino" (p. 294), editada por Enrique Dussel, Eduardo Mendieta y Carmen Bohórquez, se presenta una síntesis de su trayectoria filosófica.Recientemente, el filósofo español Javier San Martín ha llamado la atención sobre la importancia de su pensamiento y también sobre el relativo olvido en que se le tiene en Antropología Filosófica.Meditación de la técnica - Ensimismamiento y alteración, Biblioteca Nueva, Madrid, 2015, p. 43.Universitaria, Santiago,[10] 3ª ed., 1997,[11] 4ª ed., 2003,[12] 5ª ed., 2007, 6ª ed., 2017 (a partir de su 3ª ed., Ciencia y Técnica, muy ampliada, pasó a denominarse Filosofía, Ciencia y Técnica .se agrega Seminario de Le Thor 1969, vertido al español por María Teresa Poupin Oissel).[14] Guillermo Araya, en Atenea (revista chilena) N.º 411, Concepción (Chile), 1966.(En la página dedicada a José Ortega y Gasset en la Wikipedia se indica lo siguiente: «Obras completas, Editorial Alianza/ Revista de Occidente, Madrid.La Cañada N.º 5, Santiago de Chile, 2014), y en su artículo «Visitantes europeos.El eurocentrismo del desarrollo institucional de la filosofía chilena» (rev.6, N.º 2, 2012, p. 19) José Santos Herceg se refiere a él.Dice allí: «a su influencia se debe, sin duda, la introducción en Chile de los estudios sobre Ortega y Gasset y Martin Heidegger, autores –especialmente este último– que hasta hoy constituyen el grupo de los filósofos más estudiados en nuestro país.Personas —entre muchas otras— que se graduaron bajo su dirección (o codirección): Antonio Skármeta —como ya se indicó— Jaime Sologuren López, Luis Rubilar Solís, José Miguel Arteaga Correa, Eduardo Carrasco Pirard, Olga Grau Duhart, Marcos García de la Huerta Izquierdo —quien ha obtenido el Premio Nacional de Humanidades y Ciencias Sociales de Chile en 2019—, Pedro Muñoz Merino, Enrique Munita R. (véase el Catálogo Bello de la Universidad de Chile).Las grandes polémicas ideológicas del Pedagógico no me interesaron tanto como lo que pude descubrir gracias a las clases de Francisco Soler que resonaban con la formación alemana de Torretti.Por primera vez me parecía encontrar en estos autores una preocupación por el tematizar la experiencia vivida que considero fundamental" (El fenómeno de la vida, Ed.Durante esos años recibe la influencia de los Directores de la Clínica, Profesores Doctores Ignacio Matte, Hernán Davanzo y Armando Roa.En aquella época fueron docentes una serie de psiquiatras que posteriormente alcanzaron una notoria relevancia, tanto en la Universidad de Chile como en SONEPSYN: Mario Gomberoff, Aníbal Varela, Guido Solari, Max Letelier, Sergio Peña y Lillo, Rafael Parada, Leonardo Muñoz, Julio Dittborn, Fernando Oyarzún y Juan Marconi.En ese período de adiestramiento asiste a los seminarios filosóficos para psiquiatras sobre Heidegger, Ortega y Gasset y Xavier Zubiri, a cargo del Profesor Francisco Soler».Estuvo casado con Catalina Parra, hija de Nicanor Parra, a quien éste dedica un poema titulado con el nombre de su hija.Por su parte, Soler escribió: "en nuestro Chile un poeta, Nicanor Parra, está formando su mente poética hacia la plasmación del mundo originario" ("Apuntes para un curso de Introducción a la Filosofía"; en revista Mapocho N.º 72, Santiago, Segundo semestre de 2012, p. 124).A su muerte, Jorge Eduardo Rivera la recuerda desde la Fundación Xavier Zubiri de Madrid.