Francesco Sabatini

Tiene un fuerte componente clasicista que, no obstante su interés por el estudio de las ruinas romanas, es más próximo a la arquitectura del Renacimiento que a los rasgos puros del periodo posterior (representado por Juan de Villanueva).

[5]​ Al subir Carlos III al trono español, lo llamó a Madrid en 1760 y lo encumbró por encima de los arquitectos españoles más destacados de la época.

[6]​ Su talento como arquitecto y el favor que le profesaba el rey le reportaron numerosos trabajos y encargos.

Su trayectoria profesional se vio premiada en repetidas ocasiones.

Entre sus numerosas obras destacan, en Madrid: Como nota de interés, hay que decir que los Jardines de Sabatini (situados frente a la fachada norte del Palacio Real de Madrid, entre la calle Bailén y la cuesta de San Vicente) no fueron diseñados por él, sino que fueron creados en los años treinta del siglo XX en el lugar que ocupaban las caballerizas construidas por Sabatini para servicio del palacio.

Real Casa de la Aduana (Madrid, 1769).
Puerta de San Vicente (Madrid, 1775).
Puerta de Alcalá (Madrid, 1778).