Fue una de las grandes obras civiles del siglo XVIII, y las distintas reformas llevadas a cabo por razones funcionales no han modificado su apariencia original.
Para ello se demolió el palacio de Torrecilla y se levantó un edificio, que seguía el estilo arquitectónico de Sabatini, para facilitar su integración con el original y recuperaba la antigua fachada del palacio, datada en 1730.
La obra estuvo a cargo de Miguel Durán Salgado.
Sabatini se inspiró en los grandes palacios italianos del XVI.
El alzado se divide en tres alturas: Un ático con balaustrada remata el conjunto.