Al estallar la Guerra de Sucesión Castellana tomó partido por la princesa Isabel.
En 1476, tras una acción destacada en la batalla de Toro, fue presentado a los nuevos reyes que, gratamente impresionados, le confirmaron las mercedes de su predecesor y le nombraron secretario real.
Desde entonces su carrera fue fulgurante y pocos años después era ascendido a capitán general de la Artillería.
Fue la reina quien concertó el casamiento y mandó en dote a Beatriz 500 000 maravedís.
Fue enterrado primeramente en el convento malagueño de san Onofre que él fundara, y posteriormente trasladado a la fundación madrileña que con su segunda esposa había realizado, el convento de la Concepción Jerónima, donde residía doña Beatriz, y en la que también sería enterrada ella posteriormente.