La tercera mujer fue Carmen Piria, una argentina protagonista de un conocido escándalo.
En 1933, casi al borde de la muerte, Piria la declaró hija natural.
En 1870, cuando tenía 23 años, el Mercado Viejo se quemó, y Piria, que experimentó grandes pérdidas, debió trasladar su "Exposición Universal" a la calle 18 de Julio esquina Andes (que entonces se llamaba Los Andes).
Como en ese momento Montevideo vivía bajo la permanente zozobra de los motines militares y ya habían comenzado a divulgarse los fusiles de aquel mismo nombre, Piria mandó imprimir unos boletines que decían: "todos los orientales deben ir a buscar su Rémington" y debajo puso la dirección de su comercio.
Quienes fueron, en vez de un fusil encontraron una levita a buen precio.
Ese mismo año había realizado un viaje a Europa, consecuencia del cual surgió su inspiración para la explotación turística de las costas uruguayas.
Este Castillo contaba con un extenso parque con fuentes y numerosas estatuas.
En 1910 inició la construcción de la rambla, donde se dejó inspirar por sus viajes a Europa, más precisamente por la Costa Azul francesa.
Obra del arquitecto francés Camille Gardelle, aún hoy día se la conoce como "Palacio Piria"[4] La construcción de este palacete fue ordenada por Piria y ejecutada en función de sus necesidades familiares.
La primera planta tenía tres dormitorios: dos "en suite" frente a la actual calle Gutiérrez Ruiz y el tercero (el del hijo soltero) frente a la Plaza de Cagancha.
El primer dormitorio tenía anexos un boudoir (recámara, gabinete, ropería) sobre la esquina de la calle San José y una sala con balcón sobre G. Ruiz.
La primera eran los aposentos de Piria y estaban ubicados en el sector Norte.
Es uno de los pocos edificios montevideanos que tienen incorporada esa simbología a su decoración.
Piria quiso que su escalera significara la dantesca ascensión a los cielos, que aparecen representados en el imponente vitral (firmado por el artesano Marchetti, como los demás vitrales del edificio).
A mediados de 1926 fue adquirido por Piria, quien refaccionó la propiedad para mudarse con su familia.
Las habitaciones del primer piso fueron revestidas en maderas talladas por artistas uruguayos, mientras que en el salón de los espejos, sala central adornada con espejos biselados, cambió los herrajes por otros de bronce trabajados a mano.
Se trataba de un edificio lujoso que todavía en el siglo XXI, pese al deplorable estado edilicio, sigue siendo el edificio más imponente que tuvo esa zona en toda su historia.
[3] En sus orígenes se proclamó blanco, y en la adolescencia luchó en el ejército contra Venancio Flores.
En 1873 en la ciudad de Montevideo se diseñó una urbanización contigua a la existente que se extendería hasta Flor de Maroñas (1875), Ituzaingó (1888) y otros barrios como Pérez Castellanos (1908) y Jardines del Hipódromo (1926), fundados por Francisco Piria.