En agradecimiento a sus protectores, u obligado por su situación, se quedará como esclavo entre los indios que lo han salvado.
A Martínez lo retienen en Coro, pero como durante su cautiverio se ha casado y ha procreado hijos, se hacía el loco y de vez en cuando escapaba de Coro para verlos, porque sostenía que no podía vivir sin la familia.
Pero atando cabos y cotejando la relación mantenida por ciertos personajes que estuvieron en Coro en aquellas fechas, y los hechos posteriores derivados de aquellas amistades, se puede sacar la conclusión de que el oro no se perdió.
Valdivia, como no figura entre los cabecillas de la rebelión, se quedará en Coro momentáneamente y durante esa larga estancia hará amistad con Martínez Vegaso.
Algún tiempo después, Alderete y Valdivia, marchan al Perú, Francisco Martínez Vegaso desaparece de Coro y en 1538 el trío andaba por el Cuzco proyectando la conquista del territorio de Chile ¿De dónde sacaron el dinero para tal empresa?
Y con respecto al dinero empleado en tal empresa, se deduce, que en las frecuentes “visitas familiares” que hacía Martínez Vegaso al lugar donde estuvo cautivo, este iba acercando el oro a la costa; y algún barco, subrepticiamente, se llevó los 110 kg de oro a España y con el producto de la venta encubierta, financiaron la campaña chilena.
Este Alonso, coincidentemente y por las fechas en que “se esfuma el oro”, negociaba en la isla de Cubagua, Coro, Cabo de la Vela y en varios puertos del litoral venezolano.
Pudiera ser que ambos historiadores, atando cabos sueltos y relacionando la colaboración de Lucas Martínez Vegaso, hermano de Francisco y residente en Perú, hubiesen vislumbrado (o averiguado) estas resaltantes coincidencias.