Jugador histórico del Real Madrid Club de Fútbol, club en el que desarrolló casi la totalidad de su carrera deportiva y en el que alcanzó sus mayores éxitos y reconocimientos mundiales.
Toñín consiguió compartir vestuario con su hermano Paco en el Real Madrid en la temporada 1961-62, aunque Julio perteneció a la A. D. Plus Ultra, primer filial del Real Madrid C. F., y los tres jugaron juntos por única vez en un partido amistoso frente al F. C. Zürich en el año 1959.
[11] La saga familiar se vería continuada con sus sobrinos futbolistas Julio y Paco Llorente,[12] los baloncestistas José Luis y Toñín Llorente, todos ellos vinculados a las distintas secciones deportivas del Real Madrid Club de Fútbol.
[2],[8] Tras debutar en Primera División el 22 de febrero de 1953 frente al Club de Fútbol Barcelona en los antiguos Campos de Sport, se unió al club blanco en la temporada 1953-54, y en él permanecería durante 18 años, tras los cuales se retiraría de la práctica del fútbol profesional y comenzaría su carrera como técnico, donde entrenaría entre otros equipos al Castilla C. F., primer filial del club blanco, y a sus categorías inferiores.
[8] Formó parte de la que ha sido considerada una de las mejores delanteras de todos los tiempos en la historia del fútbol, junto con el húngaro Ferenc Puskás, el francés Raymond Kopa y los hispano-argentinos Alfredo Di Stéfano y Héctor Rial.
Con estos jugadores logró la hazaña aún no igualada de conquistar cinco Copas de Europa consecutivas, correspondientes a las cinco primeras ediciones del torneo, en los años 1955-56, 1956-57, 1957-58, 1958-59 y 1959-60.
A la que sucedería una más en la temporada 1965-66, en el denominado «Madrid de los yeyé», formado en su mayoría por jugadores nacionales.
[17]Fue considerado como el extremo más rápido de todos los tiempos por diversos medios y compañeros de profesión,[2] como manifestó, por ejemplo, un defensor del equipo inglés Manchester United Football Club tras enfrentarse a él:[8] Su velocidad acarrearía problemas incluso a sus compañeros, que sufrían para seguir el ritmo del cántabro, hasta que Héctor Rial, compañero en el club, le instruiría para sacar un mejor provecho de sus habilidades.
Cuando se retiró del fútbol tuvo breve un paso por la política.