Filosofía del arte (obra)

La obra Filosofía del arte (en francés original, Philosophie de l'art) fue escrita por Hippolyte Taine en 1865.

A excepción del primero, los otros tres volúmenes hablan de un período artístico en concreto.

Esto nos muestra que no sólo se interesa por el arte, sino también en la sociedad en general.

Éste es uno de sus puntos en la obra, defiende que la creación artística recibe influencia del medio donde se hace.

Aunque el artista hace algunos cambios, es necesario que las cosas tengan una sensación original.

En las tres artes de la imitación, pintura, escultura y poesía, estos conjuntos corresponden a objetos reales".

Esta teoría la prueba con los cuatro momentos de máximo esplendor europeo: Después de explicar estos ejemplos, ve con más exactitud qué “crea” la obra de arte, y dice que en todos los casos existe una situación general, y que ésta se desarrolla en sentimientos diferentes que se manifiestan en el personaje reinante, y el arte es dedicado a este hombre, por eso todo el arte depende de ese hombre ideal.

En este volumen Taine habla de la pintura en el renacimiento italiano y dice que en un espacio tan reducido florecen los magistrales artistas Leonardo da Vinci, Rafael, Michelangelo Buonarroti, Andrea del Sarto, Fray Bartolomeo, Giorgione, Tiziano, Sebastiano del Piombo y Correggio.

Pero aunque tiene ese rango, también tiene sus caracteres, es decir, su dominio propio, del que no sale en ninguna ocasión.

No se trata de representar ante nuestras miradas el mundo incorpore y sublime, las almas puras estáticas, los dogmas teológicos o eclesiásticos.

El taller era una verdadera tienda, y no como en la actualidad, salón aparatoso preparado de cara a los encargos.

La gente de los países bajos pertenecen en su mayoría a la raza que invadió el Imperio romano en el siglo V, y que en ese momento, por primera vez, junto con las naciones latinas, conquistó su lugar al Sol.

En otras regiones, como Inglaterra y los Países Bajos exterminaron a los antiguos habitantes, y su sangre pura, o casi pura, que corre todavía por las venas de los hombres que habitan esas tierras.

[23]​ Las literaturas de los pueblos latinos son clásicas y se relacionan más o menos remotamente con la poesía griega, la elocuencia romana, el Renacimiento italiano y el siglo de Luis XIV.

[25]​ Nada más adecuado a la pintura, para la que el exceso de pensamiento y emoción es nocivo.

En este sentido, ninguna raza ha estado tan bien dotada por la naturaleza; es como si todas las circunstancias se hubiesen reunido para desarrollar su inteligencia y afinar sus facultades.

[29]​ En Grecia nada es enorme ni gigantesco, todo es proporcionado, medido, fácil y perceptible por los sentidos.

[31]​ Y debido a todo esto han sido los artistas más grandes del mundo.

[36]​ Paralelamente a este aspecto, la cultura del espíritu se diversifica, extiende y renueva.

Además, en ella tenía igual importancia la música, la danza, la medida, la imagen y la idea.

Ésta, junto con la poesía lírica, se desarrolla, fija unas normas y adquiere una gran importancia llegando hasta el extremo que promueven la perfección corporal como principal objetivo del hombre en la vida.

[38]​ Taine defiende que todas las obras de la imaginación humana encuentran su justificación y su lugar en el arte, pero que en el mundo de la imaginación existen diversas categorías porque hay valores diferentes.

[41]​ Los caracteres aportan a la obra de arte el valor que poseen por sí mismos en una proporción similar.

[47]​ Así marcará una profunda huella en el hombre, puesto que vemos aparecer caracteres fuertes e impresionantes Esto siempre está presente en las obras de los grandes artistas.

[48]​ Una vez pensado el carácter, debe tener un conflicto consciente para manipularlo y, por tanto, es necesario que se ajusten las situaciones a los caracteres.

Hipólito Taine