Discípulo del alemán Hugo Obermaier, se le considera un precursor de la arqueología madrileña.
Destaca también la villa romana descubierta en Villaverde (Madrid), como siempre junto a sus alumnos, posteriormente excavada por Barradas.
Como gran pedagogo, estos descubrimientos fueron hechos junto con sus adolescentes alumnos.
A su muerte se encontraba trabajando en el libro Oretania romana.
Fue fusilado por motivos religiosos durante la guerra civil española y beatificado por la Iglesia católica el 1 de octubre de 1995, junto a los también marianistas Carlos Eraña y Jesús Hita, por su martirio.