No fue hasta el siglo XIX cuando el apodo Fibonacci se convirtió en parte permanente de la memoria colectiva, bajo la influencia del matemático francés Édouard Lucas.
Por tanto, este único apellido se utilizaba de forma aislada, sin duda por error.
Dicho esto, el término Bigollus, derivado del dialecto toscano bighellone, es muy difícil de traducir aislado de su contexto.
[4] El término designa, por tanto, a alguien que prácticamente no presta atención a su entorno, inmerso como está en sus pensamientos y, por tanto, "viajando" lejos de las contingencias terrenales.
En 1202, a los 32 años de edad, publicó lo que había aprendido en el Liber abaci («abaci» en el sentido de aritmética y no del ábaco como instrumento, es decir, en español El libro del cálculo).
Este libro mostró la importancia del nuevo sistema de numeración aplicándolo a la contabilidad comercial, conversión de pesos y medidas, cálculo, intereses, cambio de moneda, y otras numerosas aplicaciones.
En estas páginas describe el cero, la notación posicional, la descomposición en factores primos, los criterios de divisibilidad.
Leonardo fue huésped del emperador Federico II, que se interesaba en las matemáticas y la ciencia en general.
Curiosamente, el año de publicación del libro es un número cuadrado.
Fibonacci comienza con los rudimentos de lo que se conocía de los números cuadrados desde la antigua Grecia y avanza gradualmente resolviendo proposiciones hasta dar solución al problema de análisis indeterminado que le habían lanzado como desafío.
Utiliza estos números como herramientas para sus posteriores proposiciones y los hace intervenir en una identidad que es conocida como identidad de Fibonacci (Proposición XI).
Esta permite pasar con facilidad de un triángulo rectángulo a otro.
Leonardo de Pisa utiliza frecuentemente las proposiciones precedentes como lemas para las siguientes, por lo que el libro lleva un encadenamiento lógico.
Algunas proposiciones no están rigurosamente demostradas, sino que hace una especie de inducción incompleta, dando ejemplos prácticos y específicos, pero su dominio algorítmico es excelente y todo lo que afirma puede ser demostrado con las herramientas actuales.
El contenido del libro supera a la respuesta al desafío recibido y muestra el estado de la matemática de su época.
En 1240, la República de Pisa lo honra concediéndole un salario permanente (bajo su nombre alternativo de Leonardo Bigollo) en agradecimiento a sus servicios asesorando en materias de contabilidad a la ciudad y enseñado a los ciudadanos.
[6] No existen más referencias sobre su vida después de esta fecha, se cree que falleció en la ciudad de Pisa.
Consta de siete secciones, en las que el autor aborda problemas de geometría plana o geometría en el espacio.
Sin embargo, puede considerarse que el libro incluye una octava sección, un apéndice intercalado entre las demás, que trata del cálculo de raíces cuadradas y cúbicas.
[13] Entre otras cosas, demuestra que la solución real de la ecuación