[1] Se desconoce el origen o la formación del maestro Haykuens.[1][2] Tras la jubilación en 1790 del maestro Sebastián Tomás, el cabildo de la Catedral de Valladolid convocó unas oposiciones para ocupar la vacante.Su calificación fue en primer lugar Haykuens, segundo Compta y tercero Ibeas.En la votación final, el cabildo dio a Haykuens catorce votos y a Compta y Juan Ezequiel Fernández uno cada uno.[1] En su testamento dejaba a la catedral las composiciones necesarias para el culto mientras el cargo estuviese vacante, toda su biblioteca de música, un oboe y un fagot:[5] Toda la obra de Haykuens es de carácter litúrgico, tanto en latín: misas, salmos, lamentaciones, himnos, motetes; como villancicos y gozos[6] en castellano.