Felipe Pardo y Aliaga

Perteneciente a la elite aristocrática limeña, fue junto con Manuel Ascencio Segura el representante más importante del costumbrismo en los inicios de la literatura peruana republicana.

Fue un convencido de que mediante la literatura se podía lograr el cambio del país.

Su crítica hacia la sociedad peruana suele tenerse por extranjerizante y anticriollista, aunque una lectura más detenida de su obra revela un profundo amor e interés por su patria.

Participó en la tormentosa vida política peruana posterior a la independencia, defendiendo siempre las causas conservadoras.

En 1821, tras la proclamación de la Independencia del Perú, su padre decidió marcharse con su familia a España.

Esta estancia en tierra europea le permitió obtener una formación de orientación clásica.

Meses más tarde, estrenó Don Leocadio y el aniversario de Ayacucho.

Sin embargo, Pardo logró eludir la orden, escondiéndose en diferentes barcos anclados en el puerto del Callao.

Salaverry lo nombró ministro plenipotenciario en España, por lo cual partió con toda su familia desde el Callao, haciendo escala en Chile.

Es más, promovió las dos Expediciones Restauradoras que partieron de Chile para liquidar dicha Confederación.

Sin embargo, Pardo intentó desvincularse de la segunda campaña, pues los generales peruanos Luis de Orbegoso y Domingo Nieto, al frente del Estado Nor Peruano, se habían alzado contra Santa Cruz.

Sin firmarlas, Pardo y Segura intercambiaron letrillas satíricas, uno contra otro, para deleite de sus lectores.

Desde una posición social, menos privilegiada, Segura y sus demás críticos le achacaban su conservadurismo que lo llevaba a posturas antidemocráticas, además de caer en ciertos prejuicios raciales.

El espejo de mi tierra tuvo una vida breve, pero reapareció en un único número en 1859, aunque en esta ocasión se concentró en la crítica política.

En 1844 editó el periódico La Guardia Nacional, que tuvo 37 números, en donde defendió a Vivanco, representante del conservadurismo político.

Cuando Vivanco fue derrotado y derribado por la revolución constitucionalista encabezada por Ramón Castilla, Pardo tuvo que partir al destierro por séptima vez.

Cuando se reunió la Convención Nacional en 1855 para elaborar una nueva Constitución, publicó sus poemas cívicos El Perú y Constitución política, este último en un nuevo y último número de El espejo de mi tierra (1859).

La pareja tuvo cuatro hijos: En general, durante el auge del civilismo (1903-1919), los Pardo fueron connotados miembros de la élite política, ocupando diversos puestos claves en la vida pública.

Según observación del crítico Jorge Cornejo Polar, su obra costumbrista (comedias, letrillas y artículos de costumbres) se concentra en su período de juventud (entre 1829 y 1840); luego, ya maduro, se dedicó a producir exclusivamente lo que denominó como “poesía cívica”, donde su amor hacia el Perú se manifiesta en dos tipos de textos: aquellos donde elogia a la patria y manifiesta su deseo de servirla, y aquellos donde censura las prácticas políticas, proponiendo cambios.

Entre los principales artículos costumbristas se citan: "El paseo de Amancaes", "Ópera y nacionalismo" y "Un viaje" (más conocido como "El viaje del niño Goyito"), amenos e ingeniosos, en los que abundan los graciosos limeñismos, que más tarde desembocarían con mayor vigor en la obra del tradicionista Ricardo Palma.

En particular, "El niño Goyito" es un tipo literario estupendamente caracterizado en forma y fondo.

Dicho relato, al cual se ha definido por comodidad como “cuento costumbrista”, desde temprano ha formado parte del canon literario peruano, y hasta hoy figura indefectiblemente en toda antología y texto escolar de literatura peruana.

Tal vez en toda la literatura peruana no se encuentren textos tan agresivamente antipopulares como los de Pardo.

Detalle del conjunto escultórico que decora la tumba del dramaturgo peruano Felipe Pardo y Aliaga, Cementerio Presbítero Matías Maestro , Lima .
Fiesta de San Juan en Amancaes. Lima, 1843.
Retrato de Felipe Pardo y Aliaga por Francisco Laso - Museo de Osma, Lima