Juan Carlos Federico Blume y Othon, nació en 1831 en la isla de Santo Tomás, en las Antillas Danesas (actuales Islas Vírgenes Estadounidenses).
Aun así, era un gran entusiasta de los temas marinos y sus extraños experimentos le valieron el apodo del loco Blume.
Afincado en nuestro país, casado con dama peruana e hijos igualmente peruanos, Federico Blume tomó gran cariño por el Perú, y como el mejor de los peruanos deseaba fervientemente ver libre a nuestra patria del dominio marítimo que nos imponía el país sureño debido a la supremacía de su armada, hundido ya el célebre monitor Huáscar “en algún punto entre Santiago y Tacna” según los vagos informes de aquella época.
En 1879, Perú entabló una infortunada guerra contra Chile y para la que no estaba debidamente preparado desde el punto de vista naval.
Blume ofrece al Presidente del Perú, Nicolás de Piérola, su invento, diciéndole: "Estoy seguro que podré construir "botes submarinos" para volar los blindados chilenos".
Posteriormente fue reflotado por el enemigo y llevado a Chile como trofeo de guerra, donde se perdió definitivamente su rastro.