Toro Submarino

En este escenario Blume decidió construir su submarino, con un diseño más avanzado que el de 1864 utilizando sus propios talleres y recursos, ubicados en Paita.

Durante las maniobras, el submarino permaneció sumergido 30 minutos sin ningún inconveniente y la decisión era de no esperar: se aprobó su uso contra la escuadra chilena.

Así también se le añadió al diseño del casco una quilla vacía en proa junto con un motor Otto de gasolina en popa para darle mayor velocidad de avance y mayor alcance en superficie.

Su objetivo principal sería avanzar en la noche y atacar a las fragatas blindadas Cochrane o Blanco Encalada que merodeaban la bahía del Callao.

En la primera oportunidad en donde los dos blindados chilenos estaban anclados cerca de la isla San Lorenzo, se preparó el ataque, el Toro ya estaba armado y sumergido, pero las fuerzas chilenas fueron advertidas por sus espías: «Los peruanos preparan un ataque con un arma secreta muy poderosa».

Los buques chilenos tomarían en adelante la precaución de no rondar en las cercanías para evitar ataques con minas o torpedos.

El primer submarino peruano fue hundido frente al muelle de Fleteros, hoy la Plaza Grau del Callao.

Algunos meses después, los chilenos bien informados lo reflotaron y trasladaron a Chile como trofeo de guerra, sin embargo, se le ha perdido definitivamente su rastro.