Este desarrollo industrial ha provocado que, según algunas organizaciones ecologistas, Miranda se encuentre entre los diez focos más contaminantes de España.
Algunos de los privilegios del fuero que otorgaba a la villa eran de carácter económico, tales como: Si bien los derechos forales fueron importantes, no menos lo son las ferias otorgadas entre los siglos XIII y XIV.
La agricultura, la artesanía y los gremios fueron el motor económico de la villa hasta mediados del siglo XIX con la llegada del ferrocarril, que supuso la modernización de la villa.
Por último,, el sector primario daba empleo a tan sólo 141 personas, apenas el 1,2% del total.
[3] Es sin embargo destacable el bajo índice de afiliación a la Seguridad Social en la ciudad.
Este dato supuso un incremento del 56% respecto a enero de 2008.
Su construcción y su posterior mantenimiento hicieron que el aumento de población fuese considerable.
Las pastas celulósicas ganaron fuerza y FEFASA se desmarcó hacia la producción de papel.
Las fibras sintéticas se impusieron sobre las artificiales, y para atender la producción de éstas, FEFASA decidió en 1965 constituir Industrias Químicas Altamira, S.A.
[12] En 1995 pasó a ser propiedad de Kimberly Clark, pero solo hasta 1999, cuando la sueca Rottneros la compró.
Otras muchas empresas se instalaron en la ciudad gracias al foco de atracción que supuso FEFASA.
En 1957 se instaló Resinas Poliésteres, S.A. (REPOSA) para la fabricación de materias plásticas.
[15] La economía de la ciudad, eminentemente industrial, se ha topado con un obstáculo en su camino: la ecología.
La Bajada del Ebro para rechazar los vertidos industriales a los ríos y el cierre de la C.N.
El sector terciario se encuentra en auge como dinámica general, al igual que ocurre en el resto de Europa.
Grandes firmas como E.Leclerc, Inditex, Eroski, Mercadona, etc. se han instalado en la ciudad.
Por el momento no existe ningún centro comercial, y es que el comercio mirandés se ve fuertemente perjudicado debido a la competencia generada desde la cercana Vitoria.
La ciudad está potenciando sus valores culturales y su situación geográfica para ganar visitantes cada año.
La comarca nunca ha vivido de este negocio; sin embargo, durante el año 2013 la ciudad acogió a unos 4000 turistas y la ocupación hotelera rozó el lleno completo en varias ocasiones.
Esto significa que el relevo generacional en la ciudad es fundamental de cara a mantener una economía sólida en el futuro.