Usualmente las explosiones se producen asociadas a actividades humanas, y resultan más infrecuentes las explosiones de origen natural o no intencionadas.
Eso comporta una diferencia de temperatura y, por tanto, una dilatación expansiva.
Esa dilatación expansiva es la causa de las ondas de presión u onda expansiva en los alrededores donde se produce la explosión.
Las explosiones se pueden categorizar como: Estas velocidades deben considerarse respecto del medio de propagación (el explosivo).
La bomba atómica, por ejemplo, además de producir calor intenso produce presiones elevadísimas que causan las destructivas ondas de choque (véase Bombardeos atómicos sobre Hiroshima y Nagasaki).