[1] Fue realizada al mando del piloto mayor Martín Mochales, entre 1515 y 1516, por orden del rey Fernando el Católico, con la intención de llegar a las islas Molucas descubriendo un paso entre los océanos Atlántico y Pacífico.
Sin embargo, los magistrados estimaron que tenía la razón, y lo liberaron al poco tiempo recibiendo 34.000 maravedíes como recompensa.
Herrera escribió que ese viaje, que con dos carabelas se inició en Sevilla en 1508, tomó el rumbo desde las islas de Cabo Verde al cabo de San Agustín y bordeando las costas del Brasil habrían llegado casi a los 40° de latitud sur.
En concepto de préstamo, el rey también aportó 4 lombardas grandes (cañones) y 60 coseletes (armaduras).
[8] Juan Díaz emprendió su último viaje en la búsqueda del pasaje transoceánico, y en caso de encontrarlo, planeaba atravesar el océano Pacífico hasta alcanzar el Extremo Oriente.
Díaz de Solís exploró el río con una carabela chica en busca del paso hacia el mar del Sur, pasando frente al «río de los Patos» (posiblemente el río Santa Lucía) e hizo escala en la isla Martín García, que bautizó así porque allí tuvo que sepultar al despensero de ese nombre, fallecido a bordo de la carabela, convirtiéndose Díaz de Solís en el primer europeo en poner pie en forma comprobada en lo que hoy constituye la República Argentina.
Viendo indígenas en la costa oriental, Díaz de Solís intentó desembarcar en un bote con siete de sus tripulantes (entre ellos Alarcón y Marquina, cuatro marineros y el grumete Francisco del Puerto), en un paraje entre Carmelo y Punta Gorda, o en alguna isla situada frente a esa costa.
El grumete Francisco del Puerto no fue asesinado, pero sus compañeros confundidos al haber perdido a su líder, no intentan rescatarlo y retornan junto a los otros dos barcos.
Salaron la carne y llevaron los cueros que luego vendieron en Sevilla.
Estos náufragos se separaron, siete viajaron hacia el norte en busca de los portugueses, que los hallaron y los enviaron a Lisboa.