[9] En 717, Omar II ordenó que todo aquel que no fuera musulmán debía exhibir distinción vestimentaria (llamada giyār—marca distintiva) y, aunque tal orden no siempre fue implementada, la misma fue reinstaurada por el califa Al-Mutawakkil (847–61).
[10] En 807, el califa abasida Harún Al-Raschid ordenó a los judíos utilizar un cinturón amarillo y un sombrero con forma cónica.
A veces tenían el aspecto de un distintivo cosido sobre la ropa del individuo.
[17] En Francia, existía ya París en 1200,[18] el Concilio de Narbona lo impuso oficialmente en 1227,[19] En 1269, los judíos fueron obligados a utilizar en su ropa,tanto delante como en la parte trasera, un paño amarillo llamado rouelle, rota o rotella, como marca de infamia.
[23] Los judíos no solo debían portarlo obligatoriamente sino que además debían pagar previo a ello sumas considerables para poder adquirirlo en donde los recaudadores de impuestos del tesoro de la Corona francesa.
[30] Aunque en Persia había caído en desuso por tiempo considerable, la insignia distintiva redonda fue reinstaurada en Teherán en 1897.
Con todo, según Nadia Julien, los colores aluden siempre a la vida y el amarillo en particular, sostiene, simboliza la luz.
Su aspecto negativo se manifiesta en ser simbólico de la inconstancia, los celos, las pasiones depravadas, el adulterio, la culpabilidad y la traición.
[39] Udo Becker explica que, en la culturas populares europeas, el amarillo es simbólico de la envidia y la arrogancia.
[42] En Las muy ricas horas del duque de Berry, donde aparece colgado, lleva una túnica rosada con algunos matices en naranja; en una miniatura de Jean Fouquet, donde también se lo ve ahorcado, viste ropajes color marrón-rojizo; en dos escenas pintadas por Duccio di Buoninsegna está vestido de verde y naranja o porta un manto verde oscuro; en una pintura italiana del siglo XV que lo muestra dándole el beso a Jesús, su vestimenta es marrón oscuro y naranja; en otra con la misma escena, pero realizada en México en el siglo XVIII, lleva un atuendo naranja.
Uno es una poco conocida imagen con El beso de Judas, realizada hacia 1480-90, y que pertenece a en una iglesia en Toruń, Polonia.
Allí, en las escenas donde recibe las 30 piezas de plata y traiciona a Jesús, Iscariote presenta un prominente manto amarillo.
Semejante es la condición de la alegoría conocida como "Sinagoga" (en latín, Synagoga), doncella que, según la teología eclesiástica, representa la "Antigua" Ley (Mosaica), trascendida por la Iglesia a través del Cristo; como alegoría teológica, "Sinagoga" figura en el arte junto con "Iglesia", formando un par al que se conoce en latín como «Ecclesia et Synagoga».
Fernando Gallego, por otra parte, las incorporó a ambos lados de su Cristo bendiciendo, pintura ejecutada hacia 1492.
Los conceptos vertidos en este apartado y que consideran el supuesto simbolismo del color amarillo en occidente deben ser abordados con precaución, dado que ellos estimulan el pensamiento, pero también pueden dar lugar a especulaciones sin fundamento.
Con todo, no es exagerado suponer que la producción plástica de los ya mencionados artistas del siglo XIV y XV sí pudo haber en cierta medida contribuido a que la insignia amarilla sea posteriormente asociada a nociones tales como intuición, desorden, luz, pasión, audacia, absurdo o engaño, conceptos que de un modo u otro aparentemente tuvieron su incidencia en la estigmatización de los judíos europeos como un grupo desde la Edad Media en adelante.
[47] Durante los últimos siglos de la Edad Media, la señal impuesta a los judíos por la Iglesia, no solo los separó de los cristianos, sino que además los segregó y marginó, convirtiéndolos en un grupo social desprotegido y despreciado, una nación o pueblo condenado a permanecer marcado: Con estas palabras describe Élisabeth Roudinesco la condición del pueblo judío en la Edad Media.
Escribiendo en francés, la historiadora y psicóloga no emplea la palabra "judío" en un sentido exclusivamente religioso, sino que considera a ese grupo como un pueblo o nación (de ahí su empleo de la jota mayúscula en la palabra "Judío" para significar no judaísmo sino judeidad).
[56] Ernesto Sabato nota que las formas asumidas por el antisemitismo son a menudo completamente incongruentes entre sí: En efecto las acusaciones contra los judíos se caracterizan por ser fundamentalmente contradictorias: En Europa, todo esto fue empleado por los antisemitas con el propósito de culpabilizar a los judíos, no considerados como algunos casos puntuales de individuos específicos, sino como una masa colectiva solo definida según criterios racistas y etnocéntricos,[59] que las "marcas de infamia" fueron reintroducidas en Europa.
[...] En Alemania nazi, la insignia con el hexagrama amarillo con caracteres pseudo-hebreos era denominada Judenstern, término alemán que significa "estrella de judíos".
Tal vez desconociendo la tradicional lámpara sabática askenazi y su dieciochesco nombre en alemán, hay quienes emplean inadvertidamente el término Judenstern para referirse a la discriminatoria marca que los judíos debieron portar entre 1939 y 1944.
[68] Para 1935, los comercios judíos por decreto debía estar identificados como tales mediante signos prominentes, y ese mismo año, los pasaportes y demás documentos de identidad pertenecientes a individuos judíos fueron estampados con una gran letra "J" en rojo.
Precisamente por ser de color amarillo intenso o harto saturado y por llevar la inscripción "judío" en alemán pero expresada en caracteres pseudo-hebreos, la insignia amarilla no es exactamente una estrella de David ni tampoco tiene el mismo significado.
El nazismo usó el antiguo símbolo judío (que unívocamente simboliza la Alianza de Yavé con el pueblo hebreo y toda la humanidad), para un propósito distinto al del símbolo hebreo original: no para recordar la estrecha relación entre Dios y la humanidad, sino para segregar a los judíos del resto de la población europea.
La pintura da testimonio de la segregación y el aislamiento que los judíos sufren en Europa durante la Segunda Guerra Mundial.
La insignia puede verse en la solapa de El judío con la estrella amarilla, pensativo ser pintado por Justin bieberen 2023.
[78] En su Autorretrato con cédula de identidad judía, óleo de 1943, el pintor judeo-alemán Felix Nussbaum se retrata en Bruselas doblemente marcado: por un lado, su tarjeta de identidad presenta en letras rojas la inscripción "JUIF-JOOD" (es decir, "judío" expresado respectivamente en francés y holandés), por el otro, lleva cosida en su sobretodo la insignia amarilla en su versión belga, o sea, un hexagrama regular con una letra "J" en el centro.