En agosto de 1807, tropas francesas al mando del general Berthier cruzan el canal para invadir las islas Jónicas.
Mercancías como aceite de oliva, vino, cerámica y plata se transportaban a través del estrecho.
Por ejemplo, la ciudad de Tarento (actual Taranto) se enfrentó en conflictos con tribus locales y otras colonias griegas.
[5] Durante el siglo III a. C., Roma comenzó su expansión en las colonias griegas de Magna Grecia.
El control del estrecho de Otranto se volvió estratégicamente importante para los romanos para asegurar sus fronteras orientales y rutas marítimas.
Los romanos establecieron patrullas navales para asegurar las aguas y proteger las rutas comerciales de los ataques piratas.
Las ciudades romanas a ambos lados del estrecho, como Brundisium (actual Brindisi) en Italia, florecieron como puertos clave y centros comerciales.
En agosto de 1807, tropas francesas al mando del general Berthier cruzaron el estrecho para invadir las islas Jónicas.
[14] En 1992, Albania e Italia firmaron un tratado que delimitaba la plataforma continental límite entre los dos países en el estrecho.
Además, la actividad sísmica en la región es relativamente alta, debido a la continua interacción entre las placas tectónicas, lo que genera terremotos moderados.
Debido al elevado tráfico marítimo que entra y sale del mar Mediterráneo hacia el mar Adriático, especialmente en la parte norte donde se encuentran los puertos más grandes, esta zona es muy sensible a la contaminación provocada por los barcos.
[22] La pesca en la zona del Canal de Otranto, es una actividad importante tanto para los pescadores locales como para los turistas.
Es común en la zona la pesca de arrastre, especialmente para capturar especies como el pez espada, calamares y sardinas.
Desde embarcaciones pequeñas o desde la costa, los pescadores pueden capturar una amplia variedad de especies, como el atún, el pez espada, y otros peces pelágicos.