También destaca en estas primeras décadas del siglo XVII, el muralista Diego Cusi Huamán, con trabajos en las iglesias de Chinchero y Urcos.Nuevas soluciones cromáticas, con la predilección por los colores intensos, son otro rasgo típico del naciente estilo pictórico.Un hecho ocurrido a fines del siglo XVII, resultó decisivo para el rumbo que tomó la pintura cuzqueña.El pintor indígena más original e importante es Diego Quispe Tito, nacido en la parroquia de San Sebastián, aledaña al Cuzco, en 1611 y activo casi hasta finalizar el siglo.El motivo de las aves, sobre todo del papagayo selvático, es interpretado por algunos investigadores como un signo secreto que representa la resistencia andina o, en todo caso, alude a la nobleza incaica.Nos referimos a los talleres industriales que elaboran lienzos en grandes cantidades por encargo de comerciantes que venden estas obras en ciudades como Trujillo, Ayacucho, Arequipa y Lima, o incluso en lugares mucho más alejados, en los actuales Argentina, Chile y Bolivia.El pintor Mauricio García, activo hacia la mitad del siglo XVIII, firma, por ejemplo, un contrato para entregar cerca de quinientos lienzos en siete meses.Su producción pictórica, que abarca más de 200 cuadros, se extiende entre 1748 y 1764.Las pinturas cuzqueñas fueron una forma de arte religioso cuyo fin principal era didáctico.Aunque los pintores cuzqueños estaban familiarizados con las estampas del arte renacentista bizantino, flamenco e italiano, sus obras eran más libres que las de sus tutores europeos; usaron colores brillantes e imágenes distorsionadas y dramáticas.A menudo adaptaron los temas para representar su flora y fauna nativas como telón de fondo en sus obras.