Su actividad tuvo una importante influencia en el arte de este territorio y, en particular, en la escuela cuzqueña.
Su estancia en la Nueva Granada se repartió entre Tunja y Santa Fe de Bogotá.
Según el historiador de arte peruano Ricardo Estabridis, Medoro llegó al Perú hacia 1600, fecha en la que firmó un contrato con la orden mercedaria para pintar a su virgen patrona.
Durante su estancia en Lima se formaron en su taller con el pintor Pedro Loayza y Luis de Riaño.
En su obra se aprecia cierta preocupación por los fondos, abiertos a espacios arquitectónicos, y la preferencia por los colores tierra, a diferencia de los utilizados por Bitti.