Se alza sobre un espolón rocoso que domina el Barranco de la Pedrenyera.
Su interior es sencillo como corresponde al santo asceta que lo preside.
Junto a ella, formando un ángulo obtuso que cierra el Oeste de la plazoleta que forman ambas construcciones, se encuentra un edificio, sin grandes pretensiones arquitectónicas, que fue hospital de sangre en la Primera Guerra Carlista.
Durante las fiestas en honor de san Antonio celebradas en enero, en la ermita se cantan los gozos en honor al santo, y también se realiza una procesión desde la ermita hasta la Iglesia de Nuestra Señora de la Ascensión, así como otra procesión solemne en honor a san Antonio en la ermita.
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