Por un lado actúa como una barrera, impidiendo el ingreso de sustancias nocivas, tales como antígenos extraños, tóxicos, microorganismos y sus toxinas.[2] Cuando este control desaparece, aumenta la permeabilidad intestinal y se produce un paso incontrolado de sustancias a la sangre.[2] En el intestino delgado, la capa mucosa está adaptada para proporcionar una extensa área superficial, con el fin de exponer los contenidos luminales a las células absortivas.El centro de las seis proteínas forma el hueco o canal que comunica las dos células.[1] Están sometidos periódicamente a movimientos peristálticos y poseen una gran resistencia mecánica.[6] Los desmosomas se han estudiado principalmente a nivel del músculo liso cardíaco y la piel, pero existen pocos trabajos que hayan abordado el papel de las proteínas de estas estructuras a nivel del epitelio intestinal.[1] Las ZA, junto con los desmosomas, parecen desempeñar un papel fundamental en la articulación mecánica de las células adyacentes.Su misión es facilitar el paso de pequeños solutos hidrosolubles e iones a través del espacio intercelular, y evitar la translocación de antígenos luminales, microorganismos y sus toxinas.[1] En términos funcionales, se considera que las células de las criptas son fundamentalmente secretoras.[9][10] El moco que segregan las células caliciformes actúa como lubricante y protege la mucosa frente a la irritación.Otros factores que influyen sobre la absorción de líquidos son la osmolaridad luminal y la región intestinal.[2] Se asocia con el transporte a través del espacio virtual existente entre las células epiteliales.
Esquema del epitelio del intestino delgado. Se aprecia la capa de células (enterocitos, con microvellosidades apicales) formando pliegues (vellosidades intestinales y criptas), para aumentar la superficie de absorción.
Esquema de las células del epitelio intestinal y de las rutas de permeabilidad selectiva (flechas rojas), que facilitan o dificultan el paso de sustancias entre la luz intestinal y la sangre.