Enrique III de Brabante

Protector de las letras y de los poetas, fue también un destacado trovador, conociéndose cuatro canciones escritas por él en lengua francesa.

A pesar de su madre Hohenstaufen, por el segundo matrimonio de su padre y por el casamiento de su hermana Beatriz con Enrique Raspe, elegido rey de Romanos en 1246 frente a Federico II Hohenstaufen, Enrique fue aliado natural del partido güelfo en las luchas que dividían al Imperio.

Luchó a su lado en la cruzada contra Federico II promovida por Inocencio IV y, tras la conquista de Aquisgrán, tomada a los partidarios del emperador tras cinco meses de asedio, asistió a su coronación como emperador del Sacro Imperio Romano Germánico el 1 de noviembre de 1248.

[1]​ No participó, sin embargo, en las guerras por la sucesión de los condados de Flandes y Henao y buscó al contrario la pacificación de la antigua Baja Lotaringia, mediando en las disputas entre los Dampierre y los Avesnes, concluidas tras el asesinato de Guillermo de Holanda con la partición definitiva del condado entre los Dampierre, condes de Flandes, y los Avesnes, que se aseguraban la posesión del condado de Henao.

El hecho más notable de su gobierno, en el terreno legislativo, fue la carta o testamento que dictó en su lecho de muerte, por la que otorgaba garantías judiciales a todos los brabanzones, eximiéndoles del pago de impuestos personales y extraordinarios.