[1][2][3] Para Lázaro Cárdenas y el Partido de la Revolución Mexicana la elección resultaba crucial para asegurar la permanencia del partido en el poder y asegurar la continuidad del grupo gobernante.
[1] En dicha organización los líderes eran Vicente Lombardo Toledano y Fidel Velázquez.
[3] Cárdenas contaba con la lealtad de la mayoría del Ejército Mexicano, debido a la influencia que ejercía Manuel Ávila Camacho.
Cárdenas por su parte buscó la simpatía por Ávila Camacho de distintas maneras al interior del PRM y resolver el periodo crítico que enfrentaba.
El partido había llegado a la asamblea con un consenso previo hecho principalmente por la CTM a través de Lombardo Toledano y Fidel Velázquez, quienes cabildearon con los comités nacionales la candidatura de Ávila.
[1][3] El PRM negó los hechos, en tanto ambos grupos preparaban la estrategia para tomar las casillas a nivel nacional, ya que según las leyes de la época el partido que llegaba primero a la casilla era quien realizaba el escrutinio.
Almazán aprovechó para incrementar sus declaraciones pro católicas y enfatizar que el partido en el poder había perseguido a la iglesia.
En estados de la república se reportaron ataques a los grupos almazanistas en diversas casillas.
El hecho provocó la ira del contingente que resolvió marchar a Palacio Nacional y protestar contra Ávila Camacho, suscitándose enfrentamientos contra grupos paramilitares que les dispararon y luego una columna de soldados les cerró el paso.
[2] El PRM declaró oficial su triunfo esa misma noche y reivindicó millones de votos a su favor.