Posteriormente la nueva Asamblea General, reunida en sesión permanente, elegiría al primer Presidente de la República.[1] Una vez instaladas ambas cámaras, uno de sus cometidos fue elegir al primer presidente constitucional del Uruguay, responsabilidad que recayó en Fructuoso Rivera.[3] Estos dos textos establecieron que el voto estaba habilitado sólo a algunos sectores de la población, quedando excluidos del sufragio las mujeres, los analfabetos, peones y sirvientes a sueldo, entre otros.A esto se le sumó que no existía censo de la población, lo cual resultó en un padrón muy precario.Gabriel Antonio Pereira quedó tercero en la elección con 2 votos y Joaquín Suárez con 1.