El mundo mágico de los mayas

Así pues, Carrington hizo un registro a partir de dibujos realizados in situ.Por ejemplo, en ambos casos, Irlanda y la cultura maya, las antiguas deidades siguieron siendo reverenciadas bajo la forma de las advocaciones cristianas.Por encima de la capilla se aprecia un arcoíris que nace en su techo y cubre el centro del poblado.Igualmente se aprecia más adelante una catedral con arquitectura de tipo colonial con dos torres laterales enmarcadas por un águila.En la representación Leonora ejemplifica ese sincretismo cultural característico de su obra, del cual ya se ha hecho mención, pues se puede ver la interrelación entre las prácticas prehispánicas (choza del curandero) y la fe católica impuesta por los conquistadores (la iglesia), pues es atendido por un curandero quien realiza un ritual de sanación, mientras a un costado de la cama una mujer parece estar rezando por su sanación.En el extremo derecho de la composición se observa en el cielo un ave de grandes dimensiones que ilumina la parte derecha del con rostro rojo, plumas violetas, azules, rosas, anaranjadas y amarillas, enormes garras y una larga cola violeta.En la parte inferior del cuadro se encuentra el nivel subterráneo que asemeja a una serie de grutas o cuevas en colores café.Está constituido por un cosmos (chul chan), la madre tierra (lum balumilal o ch’ul balumi- lal) y el inframundo (k’atimbak).Es referido con este último nombre en el Popol Vuh como un dios creador del universo junto a Tepew.La potente unión entre el pájaro sagrado, el quetzal y el más poderoso ofidio tropical representa este encuentro entre fuerzas opuestas que genera a Kukulkan, la serpiente emplumada.Aquí se encuentra otro ejemplo del sincretismo cultural cristiano-maya, donde el quetzal recuerda a la figura del Espíritu Santo, que dentro de la iconología cristiana es representado por una paloma blanca, en el pensamiento prehispánico también cumple la función de mensajero.En las anotaciones de Carrington realizadas en Chiapas escribe Totilme’il (Humming Bird, ancestro) que significa antecesor del colibrí.En el pecho del ave aparece una cara amarilla en cuya frente resplandecen un pequeño sol y una espiral, símbolo lunar; a la altura de los genitales se abre una gran flor amarilla cuya extremidad evoca la forma del tridente.La memoria mítica tseltal reconoce en su entorno un mundo paralelo habitado por diversos seres no siempre visibles.En el centro del estado existe otra sierra que se extiende también desde los límites con Guatemala hasta cerca de Pichucalco.Ixchel estaba relacionada con diferentes expresiones artísticas como la creación de textiles, la pintura, el canto y la danza.Para los mayas de hoy la cruz es una figura viva, es a puerta que permite pasar del mundo de aquí al más allá, el eje cósmico y el signo que atribuye sacralidad a un espacio.Mientras tanto, ellas se ocupan de quitarles la sed con pox, todas sentadas en hileras circulares, en la plaza.Los participantes del carnaval rompen con la norma, gritan, corretean y bromean con palabras obscenas; transgreden.El toro representa la lucha por la vida entre los hombres, es perseguido, ironizado; se escabulle y mantiene el drama con sus correrías hasta que finalmente, el último día de carnaval, es atrapado y devorado por los participantes e invitados del pueblo (que comen carne de un toro verdadero).El maíz tiene una gran importancia en todas las culturas prehispánicas, incluida la maya (Museo Nacional de Antropología).También se ubican hombres y mujeres se dedican a sus tareas diarias: conducen las ovejas al pasto, cosechan el maíz, van con sus mulas a recoger leña, las mujeres llevan envueltos niños en mantas color café, etc.Igualmente en la representación hay personajes que asisten a misa con palmas y antorchas (relacionadas con el pino).El águila bicéfala estuvo presente en casi todas las regiones, como las podemos observar desde Canadá, México, hasta Costa Rica en América del Sur, no solo a través de textiles, códices y tallas en madera, sino también en sellos de cerámica, imágenes labradas en piedras semipreciosas o vaciadas en piezas de oro y plata, como algunas piezas localizadas en Panamá y Colombia.Los murciélagos ubicados junto a la cabaña donde se realiza la curación son símbolo de renacimiento, durante siglos ha sido una medicina apreciada por las culturas azteca, tolteca y maya.Colgado cabeza abajo, es símbolo del aprender a trascender su anterior yo para re-encarnar en un ser recién nacido.La posición asumida coincide con la de los bebes cuando llegan al mundo a través del útero materno.[1]​ El árbol cósmico, en el caso de los indígenas mayas el Yaxché (“primero el árbol”) que es la Ceiba, tiene como rasgos principales raíces que se hunden en el interior de la tierra, un tronco más o menos recto con un orificio celestial en la parte media y una copa con abundantes ramas y hojas.Igualmente el búho/lechuza/tecolote en la cultura maya, representado en relación con la ceiba en la pintura y a la entrada de un difunto al inframundo, era símbolo de sabiduría dentro del mundo animal que habitaba en el territorio sagrado del Mayab, y también han sido asociados con la fertilidad.Entre los tsotsiles, el término general para pino es toj, que corresponde al nombre tseltal tah.