A Chaac también se le ha relacionado con la guerra y con el Dios GI de Palenque.
Representado con una larga trompa inclinada hacia arriba, Chaac tenía mucha importancia entre el pueblo y este lo invocaba para obtener buenas cosechas.
Según los relatos, el dios que posiblemente fue introducido por influencias centromexicanas —por ejemplo, teotihuacanas— y que debía su importancia a la carencia de grandes fuentes fluviales en la península de Yucatán, moraba en las cuevas o cenotes, en definitiva, en las entradas al inframundo.
Representado comúnmente como un hombre viejo con una apariencia que asimila a un anfibio o reptil, su característica nariz larga y curva, cargando un hacha que representa el trueno o rayo.
Hoy día se sigue rindiéndole culto entre los campesinos mayas, tal como estudios antropológicos dejan entrever; sin embargo, es bajo el nombre de Santo Tomás, debido al sincretismo entre las religiones maya y católica.
No era un solo dios, sino uno de los cuatro dioses de los puntos cardinales, que a su vez tenían un color particular que los diferenciaba: El Chaac del Este se llamaba Chac Xib Chaac, “El Hombre Rojo”.
Los Bacabs eran deidades ancianas que gobernaban la esfera subterránea y sus suministros de agua.
En 2024, una estatua del dios griego Poseidón situada en Progreso, Yucatán, causó controversia entre los locales que la consideraban ofensiva para sus creencias en Chaac.
Muchos se organizaron con el objetivo de destruir la estatua porque supuestamente enfurecía a Chaac.
[8] Abogados activistas intentaron que se retirara la estatua, y algunas personas en México citaron a la tormenta tropical Alberto y el huracán Beryl como prueba de que Chaac estaba enfadado con Poseidón.