El jilguero (novela)

Theodore "Theo" Decker cuenta El jilguero en una narración retrospectiva en primera persona.Cumple los últimos deseos del anciano y le devuelve el anillo a su socio comercial, James "Hobie" Hobart.Los dos niños, ambos con padres ausentes, pasan la mayor parte de las tardes bebiendo, fumando marihuana y consumiendo otras drogas ilegales.Mientras lo persigue un usurero, el padre de Theo se emborracha y muere en un accidente automovilístico.Al no tener dónde quedarse, se dirige a casa de Hobie, quien le da la bienvenida.Pippa, ahora inscrita en una escuela para adolescentes con problemas en Suiza, está de visita durante las vacaciones.Boris reaparece, ahora un hombre rico gracias a actividades dudosas no especificadas.Para asombro de Theo, Boris revela que le había robado El jilguero a Theo mientras estaban en la escuela secundaria; Desde entonces, la pintura ha sido utilizada como garantía por delincuentes y traficantes de drogas.Boris y sus asociados lo recuperan, pero el plan sale mal cuando secuaces armados se enfrentan a ellos.Al no poder regresar a Nueva York porque Boris tiene su pasaporte, Theo se siente atrapado y considera suicidarse.[3]​ Al principio, las publicaciones comerciales Kirkus Reviews y Booklist dieron reseñas destacadas de la novela.[5]​ Stephen King elogió la novela y llamó a Tartt "una escritora increíblemente buena".[6]​ En The New York Times, Michiko Kakutani señaló lo que ella consideraba elementos dickensianos de la novela y escribió: "La Sra.[7]​ Woody Brown, escribiendo en Art Voice, describió El jilguero como un "cuento épico y maravilloso, cuyas 773 hermosas páginas dicen, en resumen: '¿Cómo podemos?[12]​ El jilguero fue descrita como "una gran novela fascinante" por Le Monde [13]​ y "magistral" por Télérama.[23]​ Otro periódico holandés, Het Parool, la resume como una "novela hermosa y emocionante, llena de personajes fascinantes".[26]​ Vrij Nederland y De Groene Amsterdammer también fueron críticos, argumentando que el libro era demasiado extenso.
El cuadro titular, El jilguero (1654), de Carel Fabritius