El capital en el siglo XXI

Fue inicialmente publicado en francés en agosto de 2013 (bajo el título Le Capital au XXIe siècle).

[6]​ Sin ajuste tributario, Piketty predice un mundo de bajo crecimiento económico y extrema desigualdad.

No debemos esperar que surja un "orden más justo y racional" basado en "caprichos de la tecnología" y que el retorno de la inversión pueda aumentar cuando la tecnología pueda ser sustituida por la gente.

Harvey sostiene que, aunque Piketty señala el período 1932-1980 como excepcional al establecerse la tributación progresiva (implantación del keynesianismo), que permitió mantener la demanda y no impidió el crecimiento, ignoraría la pregunta sobre cómo se mantuvo la demanda a partir de 1980, cuando se confirma el fin del keynesianismo y la fuerte implantación del neoliberalismo thatcheriano, y por tanto la respuesta: la expansión desmesurada del crédito que causará crisis continuas de las que Piketty tampoco da explicación, entre ellas la crisis financiera de 2008 y la crisis económica de 2008-2015.

[8]​ El éxito excepcional del libro fue ampliamente atribuido a "tratar sobre el tema correcto en el momento adecuado", como dijo The Economist.

[9]​ El autor británico Paul Mason rechazó las acusaciones de "marxismo blando" como "completamente equivocadas", señalando que Marx describió las relaciones sociales tratando de desvelar las tendencias internas del capitalismo, mientras que Piketty se basa únicamente en categorías sociales y datos históricos.

Piketty más bien "colocó una bomba sin estallar dentro de la corriente principal, la economía clásica", concluye.

[10]​ Otros estudiosos han construido sobre el trabajo de Piketty, como el historiador Walter Scheidel, que concuerda con Piketty en su propio estudio de la desigualdad (The Great Leveler, 2017, en español El gran nivelador.

[18]​ Will Hutton escribió: «Al igual que Friedman, Piketty es un hombre de los tiempos.

Por los años 70 las ansiedades sobre la inflación sustituyen las preocupaciones actuales sobre la aparición de los ricos plutocráticos y su impacto en la economía y la sociedad [...] La desigualdad, empeorada aún más, pone en peligro el futuro mismo del capitalismo, lo ha demostrado».

[20]​ Un filón de críticas culpa a Piketty por colocar la desigualdad en el centro del análisis sin ninguna reflexión sobre por qué es importante.

O como lo expresó su colega Clive Crook: "Aparte de sus otros defectos, Capital en el siglo XXI invita a los lectores a creer no sólo que la desigualdad es importante, sino que nada más importa."

Por otro lado, el crecimiento de las economías desarrolladas, en las últimas décadas, ha sido más dinámico en el sector terciario, de servicios, con menor dinamismo del sector industrial, donde el factor "Trabajo" que en el análisis de Piketty son solo trabajadores asalariados, es más remunerado, ya que en el sector terciario de la economía, se ubican las personas físicas que "venden" sus servicios profesionales, por lo que estas remuneraciones no se contabilizan como pago al factor trabajo.

Lawrence Summers critica a Piketty por subestimar los rendimientos decrecientes del capital, que cree que compensarán la rentabilidad del capital y, por lo tanto, establecerán un límite superior a la desigualdad.

Una relación decreciente de ahorro y riqueza también establecería límites superiores a la desigualdad en la sociedad.

Por lo tanto, nos inquieta que Piketty haya socavado el principio igualitario con argumentos empíricos, analíticos y éticos débiles ".

[36]​ En una línea similar, el filósofo Nicholas Vrousalis critica los remedios de Piketty por mal interpretar el tipo de política requerida para eliminar las desigualdades criticadas por Piketty y por pensar que son compatibles con el capitalismo.

Evolución observada de la tasa de retorno del capital y crecimiento económico
Piketty presentando el libro en Santiago de Chile en 2015.